Los dulces cantos de amor del trovero Lescurel
Un aspecto que hace de la música antigua un campo apasionante es precisamente lo oculto entre los pliegues del tiempo que se nos presentan no pocas figuras históricas, y a pesar de poder disfrutar de lo que nos ha llegado de su maravillosa obra, lo que sabemos de sus vidas se basa en datos confusos, controvertidos y fácilmente refutables. Jehan Lescurel es uno de estos casos y los miembros del Ensemble Céladon le han elegido como protagonista de su último programa discográfico, The Love Songs of Jehan Lescurel, publicado recientemente.
Lo primero que choca de este exquisito músico medieval del siglo XIII es que prácticamente el único hecho que se conoce de su vida es el haber sido ahorcado en París el 23 de mayo de 1304 acusado de numerosos abusos y violaciones a mujeres, incluidas monjas. No obstante la musicóloga Christelle Chaillou-Amadieu pone en duda esta imagen diabólica de Lescurel nacida a principios del siglo XX. A su juicio, la claridad de la obra que nos ha legado denota la mano de una persona recta, más sencilla que los hechos horribles que se le atribuyen. De hecho, y aunque no podemos tener certeza alguna de casi nada, parece ser que Lescurel era un apellido bastante común en el París del siglo XIV y no sería descabalado pensar que la leyenda hace referencia a otro hombre distinto de nuestro trovero.
Lo que sí sabemos con certeza de Jehan Lescurel, también conocido como Jehannot de l’Escurel, es que es un compositor que con sus canciones anticipa la aparición del estilo Ars Nova y la obra de Guillaume de Machaut. Nos han llegado hasta treinta y dos temas suyos, básicamente virelais, baladas y rondeaux. Se le asocia al clero y hay fuentes que le identifican como canónigo de Notre Dame y catedrático de la universidad de París.
La citada Christelle Chaillou-Amadieu del collège de France sitúa la belleza sencilla e intemporal de la música de Lescurel en un cruce de caminos entre diversas influencias: trovadores provenzales y troveros aquitanos, pero también de los ministriles de las cortes de Champaña y Flandes. Dicen de él que tomó la música de las catedrales, de los cantos a la Virgen, y la convirtió en sentidas canciones de amor cortés. Porque el tema principal que ocupa su obra es el amor obsesivo y desmedido por las damas.
Todas las composiciones de Jehan Lescurel que conocemos nos han llegado a través de Roman de Fauvel, un largo poema satírico del siglo XIV plagado de música -hasta 169 temas-, intercalada entre las historias que relata, básicamente críticas alegóricas hacia la Iglesia y el Estado.
Ensemble Céladon aborda la obra de Lescurel con una gran variedad de posibilidades de instrumentación. En total participan en el disco tres cantantes y cinco instrumentistas: laúd medieval, viola de arco, flauta, arpa gótica y percusión. Resulta especialmente rica la combinación del timbre de voz de contratenor (Paulin Bündgen, el director artístico del grupo) y de las dos sopranos, que impregna las melodías de una textura dulce y luminosa.
El ensemble debe su nombre al personaje llamado Céladon de la novela La Astrea (L’Astrée) de Honoré d’Urfé, escrita hacia 1627. Se trata de un pastor enamorado de la también pastora Astrea. El conjunto se forma en 1999 y desde entonces desarrolla programas de música medieval, renacentista y barroca, que denotan una fuerte raigambre académica combinada con una puesta en escena creativa y colorista.
En el campo medievalista han creado obras como Deo Gratias Anglia, proyecto centrado en la Guerra de los Cien años, o Le Grand Rêve de´Orient, que gira en torno a la música de los caminos de las cruzadas. Y también trabajan el espectro musical renacentista con programas como Soledad tenguo de ti y La Belle Au Cler Visage, sobre compositores portugueses y franceses respectivamente, además de incurrir en el sonido barroco, tanto temprano, como el de Tarquinio Merula, como más maduro como el de Henry Purcell o el mismo Bach.
No hay comentarios sobre “Los dulces cantos de amor del trovero Lescurel”
Añadir un comentario.