Un sevillano inmortal donde los haya

Un sevillano inmortal donde los haya

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¡Feliz viernes de Cuaresma!

Para este día te traigo una música impresionante de un compositor impresionante también al que recurro de vez en cuando.

¿Echas de menos a algún maestro español esta semana?

Efectivamente, hoy nos toca música compuesta en nuestro país, y muy cerquita de donde vivo ya que fue escrita por un sevillano inmortal donde los haya.

Seguro que ya has averiguado el nombre de este maestro, de espíritu inquieto y de un viajante casi impenitente.

Efectivamente acertaste al pensar en Francisco Guerrero (1528-1599), compositor español nacido y muerto en Sevilla.

Si tenemos que acudir a una especie de trinidad de los compositores renacentistas españoles, entre ellos está Guerrero junto con Victoria y Morales.

Guerrero tuvo un talento tan precoz y admirable que con solo diecisiete años fue nombrado maestro de capilla de la catedral de Jaén.

Esto pasó tras haberse formado sólidamente con su hermano Pedro Guerrero y otro Pedro: Fernández de Castilleja.

También parece ser que estudió con Cristóbal de Morales.

Ya con treinta años se había labrado una carrera que podemos decir era internacional puesto que sus obras fueron publicadas más allá de nuestras fronteras.

No solo se dedicó a la música religiosa sino que también escribió mucha música instrumental así como secular, algo que lo diferencia de sus contemporáneos.

Ese viajante a lo que aludía en la introducción viajó a Tierra Santa y dejó un relato de ese tiempo en una obra que casi fue un best seller.

Te traigo hoy su motete Clamabat autem mulier.

Es una obra a cuatro voces publicada en Venecia en 1570 y compuesta propiamente para la Cuaresma; el texto está tomado del evangelio de Mateo.

La obra está compuesta en dos partes y destaca en ella el fino labrado polifónico que usa el maestro.

A reseñar el comienzo de la segunda parte con las palabras «at illa venit» en la que las voces van cayendo hacia la parte grave de una forma espectacular.

Las voces agudas aparecen tras el texto «Domine adiuva me».

Los segmentos de voces contienen alteraciones y proporcionan una armonía que es algo desorientadora desde el punto de vista modal.

Una delicia.

La partitura de la pieza puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Música Ficta dirigido por Raúl Mallavibarrena.

escrito por Pepe Gallardo | aeternaChristiMunera

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