Los Scherzi Musicali de Monteverdi dentro de la revolución del Barroco
En 1607 aparece Scherzi Musicali, un volumen de canciones compuestas por Claudio Monteverdi que, aparentemente, contrastan por su sencillez con la grandiosidad de los madrigales y las óperas que ya componía en aquella época.
Sin ir más lejos, Orfeo fue estrenada en febrero de ese mismo año, y dos años antes había visto la luz su quinto libro de madrigales.
Curiosamente, esta obra, en comparación tan poco pretenciosa, lleva incorporada una declaración en defensa de la reforma musical que estaba acometiendo Monteverdi -en paralelo con otros teóricos y creadores, como los de la Camerata Florentina-, firmada por su hermano Julio César.
Aunque Scherzi Musicali a tre voci ve la luz en 1607, las piezas que contiene probablemente fueron creadas en torno a 1599, cuando Monteverdi visitó Flandes con la comitiva del duque Vicente I Gonzaga de Mantua -para quien trabajaba entonces-, y conoció lo que su hermano denomina canto alla francese, que habría inspirado el formato de estas canciones.
No ha quedado muy claro para la posteridad en qué consistía este estilo francés, aunque parece ser que agradaba al duque sobremanera. Para algunos no se trata de otra cosa que del esquema basado en alternar secciones vocales con ritornelli -repetición de un fragmento de la obra- instrumentales.
Se trata de un año de trascendental significado para el compositor, pues en septiembre fallece su esposa Claudia en Cremona, después de la publicación de los Scherzi que lleva a cabo su hermano en el verano.
A finales del mismo mes, habrá de partir de nuevo a Mantua para participar en la preparación de los fastos del enlace entre Francisco de Gonzaga y Margarita de Savoy, que, después de algún retraso, tuvo lugar en mayo y junio de 1608.
El libro de Scherzi Musicali, a pesar de no igualar en calidad técnica a las piezas contenidas en sus libros de madrigales, gozó de relativa popularidad, dadas las numerosas reediciones que conoció entre 1609 y 1628, cuatro en total.
Da una idea de su relevancia en la época, a pesar de estar lejos de alcanzar el número de ediciones de los libros tercero, cuarto y quinto de madrigales que publicó Monteverdi.
Más adelante, el editor Bartolomeo Magni lleva a cabo la publicación en Venecia de otro volumen de este tipo de canciones en 1632, que aparece con el mismo título.
El libro de 1607 contiene once scherzi con letras del poeta Gabriello Chiabrera, un escritor afamado tanto en la corte de Mantua, como en Florencia, Turín y Roma. Su estilo era deudor de los poetas franceses de la Pléyade -especialmente de Pierre de Ronsard-, y perseguía el empeño literario de introducir las formas de la métrica griega clásica en el italiano de su momento.
Monteverdi podría haber conocido a Chiabrera hacia el año 1600, acompañando a los duques de Mantua cuando coincidieron con el poeta en la visita a la corte florentina para asistir al desposorio de María de Medici.
Incluye igualmente la obra un poema del napolitano y bastante anterior en el tiempo Jacopo Sannazaro, adalid de la novela pastoril italiana, y también varios del genovés Ansaldo Cebà.
Las tres últimas piezas de la obra están firmadas por el hermano de Claudio Monteverdi, Julio César, y aparece un balletto cuyo texto es atribuido a Fernando Gonzaga, el hijo del duque de Mantua, Vicente I.
La importancia de los Scherzi Musicali es crucial para la evolución de las formas musicales, como apunta el experto Massimo Ossi (Claudio Monteverdi’s Ordine novo, bello et gustevole: The Canzonetta as Dramatic Module and Formal Archetype, 1992), quien afirma que son estas canciones más que los madrigales las que aportan el modelo estructural sobre el que Monteverdi basó las formas de su primer ensayo operístico, Orfeo, y que mantuvo a lo largo de su carrera.
Una revolución de la forma musical que critica con virulencia el teórico Giovanni Maria Artusi en sus obras L’Artusi,overo delle imperfettioni della moderna musica (1600) y Seconda parte dell’Artusi, overo delle imperfettioni della moderna musica (1603).
Y que Julio César Monteverdi contesta en defensa de su hermano, desde su famosa Dichiaratione della lettera stampata nel Quinto libro de’ suoi Madregali, incluida en el libro Scherzi Musicali a tre voci, subrayando la necesidad de juzgar la música junto con la palabras.
La Segunda Práctica, la evolución de la música que acabaría desembocando en el Barroco, representaba una nueva aproximación estética de la composición musical, en la que el texto resulta elevado a un nivel igual o superior a la música, sometiendo a esta última.
De esta forma, las humildes canciones incluidas bajo el título de scherzi -expresión equivalente a broma en italiano- se convierten en una importante palanca que impulsó la innovación en la composición de Claudio Monteverdi.
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