La burbuja musical también ha estallado en España
En tiempos difíciles es necesario replantearse la forma de gestionar las actividades culturales.
La crisis económica, repercutida en el recorte de las subvenciones públicas, ha obligado a organizadores, agentes y artistas a buscar nuevas fórmulas.
Así, los desorbitantes cachés de antaño ya no son pagados tan alegremente.
Si bien una de las propuestas es encontrar un patrocinador para determinados espectáculos (algo que practica el Teatro Real), otra de las posibilidades que está comenzando a cobrar fuerza es la de procurar que sea la taquilla, esto es, el público, la que compense el coste de los conciertos (algo que venían haciendo las administraciones públicas a través de las subvenciones), lo que supone un menor riesgo para los organizadores.
Una fórmula que vienen utilizando desde hace algún tiempo algunas orquestas y solistas.
Por ejemplo, la mezzosoprano Cecilia Bartoli ya se ha presentado así en Barcelona, con éxito, y repite la próxima temporada en Madrid.
Así, su caché y el de la Orquesta de Cámara de Basilea que la acompañará (alrededor de 120.000 euros), y el margen de beneficios de su agente en España, dependerán de la taquilla que haga en el Auditorio Nacional, donde cantará, el 13 de diciembre, dentro de la programación del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM).
Según el Director artístico del CNDM, Antonio Moral: «La idea es que los grandes nombres que tienen la posibilidad de llenar una sala vengan a taquilla. Una fórmula que se practica en otros países y que tenemos que poner en práctica aquí, de manera que podemos tener artistas con cachés muy alto, que nosotros no pagamos, ni corremos ningún riesgo. Para un momento con estas características y una institución pública como el CNDM, creo que es un instrumento de futuro, que vamos a seguir empleando», argumenta.
Este planteamiento, sin embargo, solo es aplicado o aplicable en grandes ciudades, aseguran fuente consultadas por este periódico, pues no todo el mundo está dispuesto o puede desembolsar los 90 euros que costará la entrada de la Bartoli (salen a la venta el 6 de septiembre). En Madrid, donde se pagan precios astronómicos (una entrada del Real puede superar los 300 euros, y en el ciclo de Ibermúsica se pagan alrededor de 170 euros por concierto), sin embargo, es una apuesta segura.
En otras ciudades, con un público menos acostumbrado a pagar esas cantidades, «se está utilizando el sistema mixto, que combina la taquilla con un porcentaje de caché fijo», explican esas mismas fuentes.
Apuestas seguras
Es a la taquilla donde todos miran, no con el pretexto de enriquecerse, sino con la esperanza de que al menos cubra los costes del espectáculo, huérfanos ahora los organizadores del maná de las ayudas del Estado. Así, se apuesta por valores seguros y géneros de poco riesgo -con algunas licencias, claro está-, que gozan del favor del público.
Me hago eco de esta noticia escrita por SUSANA GAVIÑA en la sección de música del ABC, asombrado claro, por como está sufriendo la cultura en general, y me atrevería a decir, que sobre todo la música con esta voraz «crisis».
¿Existen otras posibilidades? ¿Qué les parece?
Carlos V.
Es ist tragisch!
Ich mache mir schon lange Sorgen für die Musiker in Griechenland! und jetzt SPANIEN!!!!
Aus der Not, werden die Hände für Holzfäller Arbeit gebraucht!
anstatt aus der Flöte schöne Töne zu zaubern! :((((! Meine besten Wünsche für die Zukunft aller Künstler!
Esto es trágico!
Estoy preocupado, durante mucho tiempo por los músicos en Grecia! y ahora ESPAÑA!
Por necesidad, se van a utilizar las manos para el trabajo leñador!
en lugar evocar tonos hermosos de la flauta! : ((((Mis mejores deseos para el futuro de todos los artistas!
Texto original:
Es ist tragisch!
Ich mache mir schon lange Sorgen für die Musiker in Griechenland! und jetzt SPANIEN!!!!
Aus der Not, werden die Hände für Holzfäller Arbeit gebraucht!
anstatt aus der Flöte schöne Töne zu zaubern! :((((! Meine besten Wünsche für die Zukunft aller Künstler!
Evidentemente, la idea es buena para grandes urbes, pero para modestas ciudades (de donde provengo) es otro cantar, nunca mal dicho. La idea mixta me parece bien, incluso una tercera fuente, como patrocinadores privados, no vendría mal.
Mejor dicho es una buena idea para la gente de las grandes urbes que vive en sitios como pedralbes. Yo soy estudiante y no puedo pagar 90 o 100 euros por una entrada. Al final resulta que la única manera que tenemos los músicos de ir a un concierto es tocando o siendo invitados por un colega.
menos ayudas al cine que ni se prollecta yun poco mas los musicos de orquestas