Entrevista a Johannes Pramsohler, violinista barroco y director: “me gusta hacer programas un poco educativos que enseñen cosas nuevas”
El violinista tirolés Johannes Pramsohler es el fundador y director artístico del Ensemble Diderot, una formación dedicada a la música barroca con sede en París. En 2013, funda su propio sello discográfico, Audax Records, y desde entonces no ha parado de lanzar proyectos que destacan por su originalidad y por el cuidado en la edición, merecedores de numerosos premios, incluyendo el Diapason d’Or.
El reciente disco grabado por los miembros de Ensemble Diderot, Travel Concertos, está dedicado a obras de creadores del Barroco tardío, como Bach, Kress o Pisendel, específicamente escritas para interpretar de gira.
El nuevo disco de Ensemble Diderot lleva por nombre Travel Concertos (Conciertos de viaje). ¿Qué tienen en común entre sí las distintas piezas en él incluidas de Bach, Kress, Pisendel, Heinichen y Durant?
Son conciertos de formato pequeño, muy práctico para cuando se va de viaje. Pertenecen al principio de la época de los virtuosos itinerantes y por ello contienen partes solistas muy elaboradas y un acompañamiento orquestal más reducido, porque uno nunca sabe qué se va a encontrar como orquesta cuando está lejos de casa.
¿Podemos decir que la generación de Bach -los que aparecen en el disco nacieron en la misma época, excepto Durant, que es más joven- es la primera de “músicos estrella” que son reclamados para tocar en las cortes de nobles y príncipes?
Siempre ha habido músicos en las cortes. La novedad era ese concepto de irse de gira y poder dar muestras de su trabajo. Uno debía tener su carta de presentación, y qué mejor que un concierto para uno o varios solistas, donde estos llevan el peso principal, y los músicos locales podían fácilmente asumir el acompañamiento.
¿De qué manera adaptaban sus obras estos compositores para poder llevarlas a cualquier lugar?
No son obras adaptadas, sino obras específicamente escritas para ocasiones especiales. La cuestión es más bien qué problemas hay que solventar cuando vas de viaje. Quieres exhibir tus capacidades virtuosas, necesitas acompañamiento sencillo y reducido, y a veces te tienes que adaptar a un diapasón diferente.
Sabemos, por ejemplo, que los virtuosos de la corte de Dresde viajaron a Viena en 1718 y a Berlín en 1730, y sabemos quién participó en estos viajes. Eran exactamente los músicos para tocar el concierto de Heinichen, que hemos grabado en este disco. Es una pieza muy especial – un concierto para violín, oboe, flauta, chelo y tiorba – acompañado solo por una parte, que tocan violines y violas al unísono y con sordina.
En este sentido, ¿en qué se diferencia esta versión del Quinto Concierto de Brandeburgo de Bach incluida en el disco de otras quizá más conocidas?
Es la primera versión que Bach compuso – probablemente para tocarlo en las visitas a los baños de Karlsbad con el príncipe de Köthen. En mi opinión es una versión más equilibrada que la muy conocida versión posterior. La cadencia es muy virtuosa, pero escrita en un solo trazo. Luego, cuando Bach preparó la edición definitiva de los seis conciertos, sabía del nuevo clave en la corte del Margrave de Brandenburg, y quiso exhibirlo aún más. Seguro fue la más profunda reverencia de Bach al Margrave, a quien podemos imaginar sentado ante su carísimo clavecín Mietke tocando como un primus inter pares con sus músicos.
Has sugerido que una razón adicional por la que los músicos escribían varias versiones de una misma pieza era que había instrumentos, como el órgano, que se adaptaban más lentamente a las novedades en el campo de la música. ¿Cómo podían compensar los instrumentos más versátiles, como el violín, este tipo de problema?
Lo que podemos constatar con un instrumento como el órgano es el diapasón que se utilizaba, que variaba de un lugar a otro. Era habitual que los músicos viajasen, por lo tanto, con el material de orquesta en varias tonalidades diferentes para poder adaptarse a diferentes situaciones. Encontramos además un caso muy curioso en el caso del concierto de Kress que hemos grabado. La parte solista está escrita para ser tocada afinando el violín medio tono más agudo que el resto de la orquesta, lo que le confiere además una sonoridad muy particular.
El álbum incluye cuatro obras grabadas por vez primera, dos de Pisendel, una de Kress y otra de Carlo Paolo Durant. ¿A qué puede deberse que nunca hayan sido registradas en disco?
Muchos intérpretes tienden a ir por la opción fácil y a concentrarse en piezas conocidas, pero nosotros nos propusimos profundizar e ir a las bibliotecas a buscar más repertorio. Estoy muy contento de que mis colegas del Ensemble Diderot compartan mi pasión; de hecho, fue nuestro laudista Jadran Duncumb quien encontró el concierto de Durant en Bruselas. La otra cuestión es quizá que se trata de piezas complicadas: uno no puede limitarse a tocarlas, hay que darles sentido, encontrar el sonido adecuado. Las combinaciones de instrumentos son a veces muy extrañas. Trabajamos muchos días en estos conciertos para hacerlos realmente nuestros.
Tenéis una producción discográfica muy extensa y ordenada por series de discos. ¿Qué criterio seguís a la hora de seleccionar nuevo material para grabar? ¿Qué lugar ocupa Travel Concertos dentro de la discografía de Ensemble Diderot?
Travel Concertos está en nuestra serie de conciertos. Recientemente hemos grabado conciertos para chelo con nuestra chelista Gulrim Choi, y el año que viene vamos a grabar conciertos con Philippe Grisvard, nuestro clavecinista. Me gusta dar estas ocasiones a mis colegas de exhibirse como solistas y con el ensemble, y, sobre todo, con el sello Audax Records tenemos esta plataforma increíble donde cada uno puede realizar sus proyectos.
Nuestro único criterio es que sea buena música, obras que nos guste tocar y un repertorio que pensamos tenga sentido para el público. Me gusta hacer programas un poco educativos que enseñen cosas nuevas, aspectos interesantes. Tenemos sobre todo nuestra serie con las sonatas en trío que vamos a explorar todavía más en el futuro. Me parece muy importante construir un repertorio de sonatas en trio – ¡hay más de 2.000 y alguien tiene que hacer una selección!
La estructura de Ensemble Diderot parte de un núcleo fijo de intérpretes y amplía sus miembros en función de las necesidades de la programación. ¿Qué tal resulta este formato escalable y flexible? ¿Permite acometer proyectos de muy distinta dimensión?
Ser flexibles en el formato nos permite hacer hasta óperas y oratorios. También tenemos nuestro propio coro, por ejemplo. Pero el núcleo fijo es lo principal para mí. Mi sueño fue siempre tener un grupo de música barroca que trabaje como hace un cuarteto de cuerda moderno estable – que tiene su repertorio y donde los miembros se confían ciegamente. Este núcleo es nuestro laboratorio de experimentos, donde surgen nuestras ideas, y donde construimos nuestro sonido, que luego transmitimos en el ensemble de dimensiones mayores.
¿Qué relevancia le concedes a interpretar exclusivamente con instrumentos de época?
Pienso que es importante ser coherente. No me molesta para nada si se toca música barroca en instrumentos modernos – a veces, lo hago yo también cuando me invitan orquestas sinfónicas para trabajar con ellos. Tampoco es importante para mí si un instrumento es antiguo o no. Pero no me gusta la mezcla de instrumentos de cuerda que hay en muchas orquestas barrocas hoy en día… Son cosas técnicas muy sutiles, pero no basta con poner cuerdas de tripa a un instrumento moderno. Al final es fraude de etiquetas si haces creer al público que tocas con instrumentos barrocos, pero la mitad de los violines en la orquesta son violines modernos con algunos “ajustes cosméticos”.
Ya está casi acabando el año, ¿qué nuevos proyectos destacados pensáis acometer en 2023? Parece ser que ya tenéis programados un buen puñado de lanzamientos discográficos…
Después de haber sacado tres discos con conciertos, el año 2023 va a ser un año de música de cámara. Empezamos el año con nuestra interpretación de la ofrenda musical de Bach, que grabamos en formato Dolby Atmos -un proyecto inmersivo que va a existir en muchos formatos-, también un álbum visual.
Luego sacaremos un disco con “Sonatas a 4” – las últimas obras de la época barroca antes de la aparición del cuarteto de cuerda. Son piezas increíbles y monumentales de Goldberg, Handel, Janitsch, Fasch y Telemann. ¡Y habrá más descubrimientos que ya habrá tiempo de desvelar!
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