Epitafio de Seikilos: arqueología musical en la adaptación para shakuhachi de Rodrigo Rodríguez

El Epitafio de Seikilos —considerado la pieza musical completa más antigua que ha llegado hasta nosotros, inscrita en una estela funeraria griega del siglo I d.C.— constituye un testimonio excepcional de la relación entre música, poesía y memoria en la Antigüedad. Su breve pero elocuente inscripción, que exhorta a disfrutar de la vida mientras perdura, ha sido objeto de numerosos estudios e interpretaciones a lo largo de los siglos.

La versión propuesta por Rodrigo Rodríguez para shakuhachi representa una operación estética y musicológica de notable interés. El shakuhachi, flauta japonesa de bambú asociada tradicionalmente al budismo zen y a repertorios de meditación, se convierte aquí en un vehículo para resignificar el mensaje del epitafio desde una perspectiva sonora radicalmente distinta a la griega.

Lejos de limitarse a una simple transcripción de notas, Rodríguez explora las posibilidades expresivas del instrumento japonés para recrear los intervalos modales del canto antiguo, incorporando los matices tímbricos, las sutilezas microtonales y los silencios cargados de significado que caracterizan la práctica interpretativa del shakuhachi. El resultado es una lectura que no pretende reconstruir la sonoridad original, sino abrir un diálogo entre tradiciones musicales remotas, donde la fugacidad de la existencia y la belleza efímera del sonido se entrelazan en una experiencia estética renovada.

La propuesta de Rodríguez no solo constituye un aporte significativo a la interpretación contemporánea del repertorio antiguo, sino que invita a reflexionar sobre los procesos de traducción cultural y la vigencia de ciertos temas universales a través del tiempo y el espacio.