Una belleza para elevar el alma

La música que te ofrezco hoy, descarnada por su composición, es de las más emocionantes que pueden escucharse.

A pesar de ser polifónica, tiene esa calidez, esa sobriedad y esa maestría que cuando uno la escucha no solo tiene la sensación de que está disfrutando de una obra maestra, sino de que consigue toda la efectividad que el compositor tenía en mente al componerla.

No es la primera vez que te hablo de Cristóbal de Morales (1500-1553), el compositor sevillano que fue figura capital de la polifonía del siglo de oro.

Cristóbal de Morales tuvo una increíble fama en su época.

De él dijo el teórico musical Juan Bermudo que era la luz de España en la música.

Sus partituras fueron impresas abundantemente durante su época, en imprentas de toda Europa.

Paradójicamente, no solo no es un músico conocido sino que se sabe poco sobre su vida, incluso su fecha de nacimiento.

Ante él, cuando era maestro de capilla de la catedral de Toledo, se presentó un jovencito Francisco Guerrero, quien luego sería otra cumbre musical del siglo de oro.

Los tres grandes nombre de la polifonía ibérica del XVI son Morales, Victoria y Guerrero.

Hoy te traigo un fragmento del Oficio de Difuntos de Morales.

En él se pone de manifiesto de una forma evidente el estilo sobrio y austero del compositor sevillano.

Este Oficio de Difuntos, junto con el Requiem, fue cantado en México (hasta allí llegaba la fama de Morales) para conmemorar el fallecimiento del emperador Carlos V en 1559.

Se conserva en un libro de coro de la catedral de Puebla, y es un ejemplo extraordinario del estilo homofónico del compositor.

Hoy te ofrezco el comienzo del Oficio de Difuntos.

En concreto el salmo 94 invitatorio Venite exultemus con el versículo Regem cui omnia vivunt.

Como puedes ver, entre las estrofas del salmo, en estilo homofónico ya mencionado y con sorprendentes cambios armónicos, se intercala el versículo también muy sobrio, solo algo más adornado en su última repetición.

Aquí tienes esta obra impresionante, una de las más impresionantes de la historia de la polifonía interpretada de forma no menos sobrecogedora por La Capeilla Reial de Catalunya dirigida por Jordi Savall.

Si quieres seguir la partitura, haz clic aquí.

ESCRITO POR Pepe Gallardo