Juan del Encina

Juan del Encina

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Quizás si algún día buscando entre legajos encontramos alguna frase referida a Zerbantes, sonreiremos y seguiremos trabajando.

Colocaremos en su lugar “Cervantes” y pensaremos que las faltas de ortografía o las variaciones del castellano antiguo se cuelan en los escritos.

Sin embargo es normal encontrar a «Juan del Enzina» a «Juan del Encina» o a «Juan de la Encina», incluso a Juan de Encina y seguir trabajando sin pestañear, entendiendo que nos referimos siempre a la misma persona y que las variaciones en el nombre se corresponden con las derivaciones propias del lenguaje.

Juan de Fermoselle, más conocido como Juan del Encina —en la grafía actual de su nombre— o Juan del Enzina —en su propia grafía— (Fermoselle 1468 – León 1529) fue un poeta, músico y autor teatral del Prerrenacimiento español en la época de los Reyes Católicos.

Perteneció, junto a Juan de Anchieta entre otros, a la primera época de la llamada escuela polifónica castellana, una de las más importantes de España, y que mejor representa la evolución polifónica en este país, siendo considerado uno de los patriarcas del teatro español.

Alcanzó gran altura lírica en sus glosas y villancicos.

Su lugar de nacimiento no está claro.

Algunos autores lo sitúan en Fermoselle (Zamora) y otros en alguno de los municipios de la provincia de Salamanca que llevan la palabra encina en el nombre como Encina de San Silvestre o La Encina.

Se graduó en Leyes en la Universidad de Salamanca, donde tuvo como maestros a Nebrija y quizás a su hermano Diego de Fermoselle, que fue catedrático de música.

Se formó musicalmente en la capilla de música de la Catedral de Salamanca que dirigió Fernando de Torrijos entre 1485 y 1498, en donde entró como mozo de coro en 1484 y ascendió a capellán en 1490.

A la muerte de Torrijos, Encina aspiró a su puesto de maestro de capilla, pero finalmente acabó recayendo en su amigo, también autor dramático, Lucas Fernández, lo que llevó a Encina a abandonar España y viajar a Italia.

En 1492 entró al servicio del segundo Duque de Alba en cuya corte se encargaría de organizar festejos y escribir comedias y música.

En la noche de Navidad de 1492, se representaron por primera vez dos de sus églogas dramáticas, en el castillo de Alba de Tormes. Protegido de don Gutierre, hermano del segundo duque, don Fadrique, vivió en la villa ducal.

Tomó posesión por procurador del arcedianato de Málaga.

A partir de 1500 vivió en Roma, donde gozó de la protección de varios papas, entre ellos Alejandro VI, Julio II y León X; este último lo apreció especialmente como cantante y lo tuvo como tal en su capilla.

Estuvo viajando de Roma a España varias veces entre 1510 y 1519, hasta asentarse finalmente en León para desempeñar el priorato de la catedral que le concedió el papa en ese último año, en que partió de nuevo, como peregrino, hacia Jerusalén; en el monte Sinaí cantó su primera misa.

El viaje está narrado en su Trivagia o Vía sagrada a Hierusalem (Roma, 1521).

Murió en León, desempeñando su priorato, en 1529. En 1534 sus restos fueron trasladados a la catedral de Salamanca, donde aún hoy sigue enterrado.

En su etapa al servicio de la Duquesa de Alba, aunque ya componía versos desde los catorce años, escribió entonces varias piezas dramáticas en Asturleonés (concretamente en dialecto sayagués) como en su Auto del repelón, también en verso.

Como humanista tradujo las Églogas de Virgilio, que sirvieron de inspiración para algunas de sus más célebres églogas dramáticas, en especial las pastoriles, como la Égloga de Plácida y Vitoriano, que se considera su obra maestra; es considerado junto con Lucas Fernández y Gil Vicente uno de los patriarcas o fundadores del teatro español.

Escribió una preceptiva o Arte de trovar, y como poeta destacan especialmente sus villancicos y composiciones en la línea de la lírica cancioneril y trovadoresca en arte menor por encima de las marcadas por la influencia de la Escuela alegórico-dantesca (Triunfo de la Fama, dedicado a los Reyes Católicos; Triunfo del Amor, dedicado a don Fadrique de Toledo, muerto en la derrota de Gelves). Se hizo célebre su «Triste España sin ventura», lamento a la muerte del príncipe don Juan, en quien tantas esperanzas habían puesto el pueblo y sus padres, los Reyes Católicos.

Como compositor no desarrolló su actividad en ninguna capilla eclesiástica, sino que se movió en ambientes cortesanos. Destaca como fecundo cultivador del villancico y también del romance.

En su estilo predominan los procedimientos homofónicos en contraste con los músicos de su tiempo.

Sus obras se encuentran recopiladas en el Cancionero de la Colombina y en el Cancionero de Palacio. De su familia, sus hermanos Diego y Miguel también se dedicaron a la música.

Texto extraído de Wikipedia

¿Qu’es de ti, desconsolado?

¿Qu’es de ti, desconsolado,
qu’es de ti, rey de Granada?
¿Qu’es de tu tierra y tus moros,
dónde tienes tu morada?

Reniega ya de Mahoma
y de su seta malvada,
que bivir en tal locura
es una burla burlada.

Torna, tórnate, buen rey
a nuestra ley consagrada,
porque, si perdiste el reino,
tengas el alma cobrada.

De tales reyes vencido,
honra te deve ser dada.

¡O Granada noblecida,
por todo el mundo nombrada,
hasta aquí fueste cativa
y agora ya libertada!

Perdióte el rey don Rodrigo
por su dicha desdichada,
ganóte el rey don Fernando
con ventura prosperada,

la reina doña Isabel,
la más temida y amada:
ella con sus oraciones,
y él con mucha gente armada.

Según Dios haze sus hechos
la defensa era escusada,
que donde Él pone su mano
lo impossible es casi nada.

Más información recogida de: www.coraljuandelaencina.com

En realidad se llamaba Juan de Fermoselle (parece ser que este es uno de los pocos datos en los que todo el mundo coincide). El sobrenombre “del Encina” es atribuído a la consideración de que su nacimiento bien pudiera haber sido en “La Encina” o en “La Encina de San Silvestre”, localidades ambas próximas a Salamanca, aunque, incluso, hay algún autor que atribuye el sobrenombre «del Encina» al apellido de la madre.

Tambien se ubica su nacimiento en el mismo Salamanca, concretamente en la calle llamada hoy de Las Mazas.Por si fuera poco hay quien estima su nacimento en Fermoselle, localidad de la provincia de Zamora (ello significaría que, siguiendo la tradición renacentista de colocar tras el nombre el lugar de nacimiento, bien pudiera no haberse apellidado Fermoselle…).

Con el año de nacimiento hay menos controversia, se sitúa en 1468 o 1469.

Se estima a partir de su Trivagia o Vía Sacra de Jerusalén que compuso en 1519 ya que en alguno de sus versos indica que tenia cincuenta años cumplidos “Los años cincuenta de mi edad cumplidos…” (cierto es que es un tanto arriesgado hacer cronología a través de unos versos, ya que bien podría tener algún año más y “sacrificarlo” en aras de la métrica).

No obstante se dan por buenos estos años. Incluso hay quien como Cotarelo, hila fino y sitúa su nacimiento el 12 de Julio de 1468 basándose en la apreciación que el chantre de la catedral salmantina hace de «las notas de un curioso que a fines del siglo XVIII había minuciosamente examinado el archivo de dicha catedral».

Su padre era zapatero lo que condicionaría un nacimiento humilde, sin embargo tambien hay quien se pregunta si en realidad, en lugar de zapatero no sería dueño de un pequeño gremio, dada la posición social que alcanzaron varios de sus hermanos.

Diego, fue maestro de artes y llegó a catedrático; Miguel, fue sacerdote de la catedral y Antonio fue procurador. Juan cursó su bachillerato en leyes en Salamanca.

Fue discípulo de Antonio de Nebrija y se dice que de él adquirió el espíritu renacentista. Su estudios en la Universidad de Salamanca, como vemos no fueron fundamentalmente musicales, aunque es de suponer que asistiese a las clases de su hermano Diego, catedrático de música de dicha universidad.

Ello unido a la activa vida musical del ambiente universitario influiría de manera decisiva en la obra musical de Juan del Encina. Se dice de él que tenía una buena voz de tenor y que por ello entró a formar parte del coro de la Catedral. Siendo adolescente, recibió las órdenes menores y fue brevemente capellán en 1490, año en el cambió el apellido Fermoselle por el de Encina.

De la Universidad salió para trabajar en 1492, recomendado por Don Gutierre de Toledo, como Maestro de Capilla del segundo Duque de Alba don Fadrique Álvarez de Toledo.

En Navidad de ese mismo año representa para los duques, las que vendrían a ser consideradas el embrión del teatro profano español, sus dos primeras Églogas que no son sino dos partes o actos de una misma obra; durante la primavera siguiente, en Semana Santa de 1.493 Juan del Encina escribe otras dos Églogas con motivo de las fiestas de la Pasión y de la Resurrección.

En 1494, durante los días de Carnaval, se representan otras dos obras suyas, ya completamente secularizadas, y durante la noche de Navidad del mismo año, presentó a los duques su Égloga «En reqüesta de unos amores», siendo la primera obra suya en la que figura una mujer.

Otras dos Eglogas de Navidad son estrenadas, la primera en la Nochebuena de 1495 y la segunda ,posiblemente, compuesta para la Navidad de 1496. Tambien es posible que ese mismo año se representase la égloga de Fileno y Zambardo.

Es en 1496 cuando aparece la primera edición de su cancionero cuya parte más original consiste en unos 60 poemas concebidos para ser cantados: canciones, villancicos, romances y ocho representaciones.

En el verano de 1497 se representa en Salamanca El Triunfo del amor o Representación ante el Príncipe don Juan (1497) en el que muestra cómo un pastor puede llegar a ser seducido. 1497 tambien es considerado el año en el que se representa la Égloga de Cristino y Febea.

Ese mismo año muere inesperadamente el principe don Juan, del que Juan del Encina había sido preceptor y emocionado por este hecho compuso su, posiblemente, mejor obra, la «Tragedia trovada» y en la Noche Buena de 1498 estrena en Alba la Egloga de la grandes lluvias, en la que ademas de referirse a las aguas torrenciales de ese año, alude a su fracaso en conseguir ser cantor en la Catedral de Salamanca (Puesto que ocupó Lucas Fernández).

De reseñar es tambien el Auto del repelón que la podríamos considerar como una de sus obras más antiguas.

En 1498 se trasladó a Roma y consiguió beneficios de la diócesis de Salamanca, del papa Alejandro VI. Posteriormente consiguió la arquidiócesis de la Catedral de Málaga del papa Julio II a pesar de no ser sacerdote aún.

Desde fines de 1508 hasta 1519 dividió su tiempo entre Málaga y la corte papal. En varias ocasiones representó exitosamente los intereses de la catedral en la corte española pero Roma siguió siendo su principal residencia.

Allí presentó en 1513 su última obra, Plácida y Victoriano, ante el Papa y otros notables en la casa del cardenal de España.

Es quizás su obra más ambiciosa.

Representa en 2.500 versos el desamor de esta pareja y suicidio de la dama, que, ante las oraciones sacroprofanas de su arrepentido amante, recibe de Venus el premio de volver a la vida.

La obra se adorna con breves escenas costumbristas de sabor celestinesco.

Encina compuso casi todas sus obras literarias y musicales antes de los 30 años. Su «teatro» presenta, por un lado una continuación directa del Auto Medieval (Autos de Navidad, Auto del Repelón…) y por otro un ya marcado carácter Renacentista (Égloga de Fileno, Zambardo y Cardonio; Égloga de Plácida y Victoriano; Égloga de Cristino y Febea…).

La música era una parte integral de la acción en todas las obras.

Normalmente contienen un villancico cantado y danzado por los actores. Los villancicos eran composiciones poéticas musicales a tres o cuatro voces, en los que se narraban hechos relevantes tales como la toma de Granada.

En su obra musical, especialmente notables son los Romances con una melodía simple, pero un sentido de profundidad y sentimiento mucho mayor al de los villancicos.

Se estaba germinando el terreno para la explosión de las humanidades, una o dos generaciones después, en el Siglo de Oro castellano. Encina fue ordenado sacerdote en 1519 y realizó un peregrinaje a Tierra Santa para celebrar su primera misa en el Monte Sion.

Ese año el Papa León X le nombró sacerdote de la Catedral de León.

Tras la muerte del Papa en 1521 retornó a España y asumió sus deberes en León, donde permaneció hasta su muerte. En 1534 su cuerpo fue trasladado a Salamanca y, de acuerdo con sus deseos, fue sepultado bajo el coro de la catedral

13 Comentarios sobre “Juan del Encina”

  1. Von Paixao dice:

    Además de la impecable presentación hecha en el artículo, como es costumbre aquí, observo con beneplácito que el maestro Jordi Savall ha hecho un trabajo sobre la obra de este compositor. Y dado que estoy juntando mis discos de Savall, a fin de alcanzar mayor notoriedad de la Música Antigua dentro de mi colección privada, a no dudar buscaré los trabajos de Juan del Enzina, dado que debemos hacer de nuestra vida una auténtica égloga, más aún, en el desapacible mundo globalizado en el que vivimos.

    Y si me es permitido, llevaré esta presentación a mi perfil en Facebook.

    Saludos!

  2. Joaquín M. dice:

    Estupendo artículo sobre uno de los artistas más notables de aquel Renacimiento español tan fecundo. Aplausos por la dedicación y calidad que siempre tiene esta página.

    PD. La primera imagen la he visto acreditada como retrato de Tomás Luis de Victoria, ¿es así o se discute la atribución?

  3. Anónimo dice:

    Hola:

    Quería comentar que el retrato que aparece en el artículo pertenece a Tomás Luis de Victoria. De Juan del Encina, lamentablemente, no existe ninguna imagen.

    Gracias por el artículo.

  4. anonimo dice:

    nacimiento i fallecimiento?

  5. noelia dice:

    ¿sabéis de alguna pagina que te diga como hacer un periódico del renacimiento?
    muchas gracias

  6. Anónimo dice:

    sabeis con cuantos años murió??

  7. no lo se dice:

    donde trabaja juan de encina?

  8. JULIO dice:

    A destacar la interpretación que hace Miguel Ángel Tallante de la obra completa de Juan de la Encina. Yo la compré hace años en vinilo y es extraordinaria. Saludos

  9. Albert Barbe dice:

    Encina, musica y emocion, antécédente de Monteverdi y Juan Hidalgo y sus ‘Celos aun del ayre matan’

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