Fuga de Talentos: «Me gustaría tocar en España… Pero no puedo’
«Soy un privilegiado. Vivo de la música, doy clase en una universidad estadounidense que me paga muy bien y me cuida mucho, doy mis conciertos allí, también algunos pocos en España, aunque quiero dar más…
Pero el grueso de los músicos es gente que está pasándolas canutas y que trabaja en cualquier otra cosa que no tiene que ver con esto.
O que está en conservatorios dando clase por 1.400 o 1.500 euros al mes, trabajando como bestias, y ya estoy hablando de mucho dinero, que hay quien lo hace por 800.
Si la situación en España fuese buena, estaríamos aquí, mi mujer y yo.
No sé si en este preciso momento, pero de aquí a unos años volvería. Estoy feliz y que me quiten lo bailado, pero me gustaría regresar».
El testimonio de Ignacio Prego (Madrid, 1981) sintetiza la situación de exilio de miles de jóvenes músicos españoles que se ven obligados a emigrar a algunas de las orquestas e instituciones más prestigiosas del mundo y que, en muchos casos, preferirían desarrollar su labor en el país en el que nacieron.
Prego, clavecinista y pianista, trabaja en la Universidad de Yale como profesor y artista residente, forma parte del programa de música antigua de la Escuela Juilliard, ha ganado el concurso internacional de clave Westfield y ha actuado en el Lincoln Center y el MoMA de Nueva York.
Su último lanzamiento discográfico es un doble CD con las ‘Suites francesas’ de Bach para el sello Cantus.
Un currículo de primer nivel, igual que el de Lucas Macías (oboe solista en el Concertgebouw de Ámsterdam), Luis Esnaola (violín en la Tonhalle Orchester de Zurich) y Clara Andrada (flauta solista en la Orquesta de la Radio de Frankfurt).
Guillermo García Calvo (director de numerosas producciones de la Ópera de Viena) y Juanjo Mena (director titular de la Filarmónica de la BBC) también triunfan desde el foso en el extranjero.
Una sangría de talento español que parece no tener fin
Prego, que actualmente prepara una grabación de las ‘Variaciones Goldberg’ para cerrar un círculo en torno a Bach, ha conseguido reconocimiento gracias a su apuesta por el clave y el repertorio anterior al clasicismo. «Se puede considerar que, hoy en día, la música antigua es hasta una revolución.
Mundialmente. En Estados Unidos, que ha estado un poco más retrasado que Europa, tiene una proyección y un futuro increíbles», explica.
«Las posibilidades son interminables. Hay mucho por explorar y descubrir. De hecho, lo veo un campo mucho más liberal y abierto que el canon clásico, en el que al final hay un repertorio que se repite, y todo el mundo toca los mismos estudios de Chopin, los mismos scherzos…».
Sin embargo, a pesar de este ‘boom’, Prego lamenta la falta de acogida en España.
«Es cierto que la cultura en España, y no digo ya la música, está muy maltratada. Y desde muchos puntos de vista: en lo económico, en cuestiones de impuestos o de nuevas leyes que son absolutamente un desastre», protesta.
«Se presta muy poca atención al sistema de conservatorios. Un sistema que no permite que una persona con una carrera internacional, pero sin título en conservatorio español, pueda tener cabida. Es decir, que un Barenboim hoy, oficialmente, no podría dar clase en el conservatorio de Atocha. Al político de turno le da igual, igual que a las consejerías de Cultura. Y nadie se queja, porque al final acabas tocando y te arreglas».
«Lo que hace falta en España», sostiene el clavecinista, «es un cambio de mentalidad; ya no es sólo una cuestión de poner en la diana a los políticos. El público tiene que involucrarse, sobre todo la gente realmente aficionada a la música. Quien va a un concierto tiene también que pensar la manera en la que pueda colaborar.
El problema es que no existen los canales.
Por ejemplo, leyes de mecenazgo que faciliten que una donación esté exenta de pagar impuestos.
Mi experiencia en EEUU me demuestra que no hace falta pasar siempre por los políticos o la subvención».
En ese sentido, le parece «escandaloso que la gente que tiene posibilidades económicas o fundaciones tenga un compromiso con el patrimonio musical español que, salvo honrosas excepciones, deja mucho que desear».
…Seguir leyendo en la fuente ElMundo.es (escrito por DARÍO PRIETO)
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