Jordi Savall, cuatro décadas recuperando el patrimonio musical de la humanidad
Violagambista, director de orquesta y musicólogo, Jordi Savall (Igualada, 1941) es lo que podemos denominar un humanista moderno, su especialidad es la música antigua.
En 1968 se trasladó a Suiza para estudiar con el que sería su gran mentor August Wenzinger a quien sucedió en su cátedra en 1973.
A lo largo de su carrera musical ha creado tres conjuntos, Hesperion XXI, La Capella de Catalunya y Les Concerts des Nations.
Su trabajo como investigador le ha valido numerosos premios y distinciones, como el Leonie Sonning que es considerado como el premio nobel de la música.
También ha recibido la medalla de Oro de la Generalitat de Catalunya por toda su trayectoria.
Rechazó el año pasado el Premio Nacional de la Música otorgado por el Ministerio de Cultura, alegando el menosprecio que la Administración dedica a los músicos.
Este año ha sido galardonado con el I premio de honor de la Asociación GEMA.
A lo largo del año realiza unos 150 conciertos desplazándose por todo el mundo, considera que la música es su vida «le regenera le nutre», ha sido invitado como profesor en la prestigiosa escuela Juiliard de Nueva York y realizado más de 100 grabaciones con distintos sellos, en cada una ha puesto el alma, pues considera que cada trabajo hay que hacerlo con mimo y sentimiento.
También ha interpretado música para numerosas películas, especialmente famosa fue la banda sonora de «Todas las mañanas del Mundo» que llegó al número uno de las listas de éxitos.
De hecho mucha gente se sorprende porque a Saval le sigue un público joven, pero él mantiene en la entrevista que ha concedido a la revista Magazine que la música antigua es novedosa en el sentido de que «aporta una relación rítmica y melódica muy intensa».
Dice que la mejor música surge en las culturas que han tenido que pasar por condiciones difíciles, para él la música aporta una sensación de seguridad que te hace sentir que estás en casa, lo importante es la emoción que es la que te lleva al recuerdo, a tener memoria.
A la hora de tocar Jordi Saval mantiene que tiene que poner el alma porque esa es la sensación que le llega al espectador y le hace involucrarse con lo que escucha.
El proceso creador es para el autor algo doloroso pero a la vez liberador.
A la hora de tomar decisiones reconoce dejarse llevar por la intuición, y lo cierto es que no le ha ido mal.
Como conclusión sus palabras: «Si no estás un poco loco para arriesgar, no creas belleza».
En este enlace se puede ver a Savall en 2010, hablando sobre la música antigua: Creadores de Hoy – Jordi Savall
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