El aliento del réquiem: Rodrigo Rodríguez y la transfiguración del Lacrimosa de Mozart
En su más reciente grabación, el compositor e intérprete Rodrigo Rodríguez ofrece una lectura singular del “Lacrimosa” del Réquiem en re menor, K. 626 de Wolfgang Amadeus Mozart, registrada en el Monasterio de la Real (Secar de la Real, Mallorca). La obra, concebida originalmente para coro y orquesta, adquiere aquí una dimensión inédita: la del shakuhachi, la flauta japonesa de bambú, como voz solista que respira el espíritu del réquiem.
Rodríguez, discípulo del maestro Kohachiro Miyata, transforma el célebre fragmento mozartiano en una meditación sonora donde Oriente y Occidente se encuentran en equilibrio. El timbre del shakuhachi —profundo, quebrado y humano— encarna la fragilidad del alma que llora en el “Lacrimosa”. Cada frase parece surgir del silencio, no como ornamentación, sino como acto de contemplación.
La orquesta y el órgano sostienen un marco de solemnidad, mientras la acústica del monasterio amplifica la resonancia espiritual de la obra. El resultado es una experiencia en la que la música se convierte en plegaria, donde la transitoriedad del aliento dialoga con la eternidad del sonido.
Con esta grabación, Rodrigo Rodríguez continúa su búsqueda estética y espiritual: reinterpretar los grandes monumentos de la música occidental a través del soplo meditativo del shakuhachi. En su “Lacrimosa”, el réquiem de Mozart deja de ser únicamente una misa por los muertos para convertirse en una reflexión sobre la vida, el silencio y la trascendencia del arte.


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