La historia suena en Daroca
«Tenemos Daroca ocupada». Quizás esta frase de Francisco Rubio –profesor de corneta en la XXXIV edición del Curso Internacional de Música Antigua de Daroca–, sea la que mejor resume el espíritu del ambiente que lleva este curso a la localidad aragonesa.
Desde el pasado día 3, hasta mañana, Daroca es el centro musical del mundo. «Este curso es ahora mismo el más importante al menos de Europa. Y además, es el más antiguo, junto con el de Urbino, en Italia», asegura Francisco Rubio. Efectivamente, es la edición número 34. Esto, para un curso de música antigua y en las condiciones ecónomicas que atraviesa el país es todo un logro. Otros cursos sufren los recortes y reducen sus ofertas. Daroca resiste. Como afirma Rubio, este curso empezó por realizarse en un desierto. Ahora, las clases se reparten por todo Daroca. En iglesias, en la escuela, incluso debajo de los porches del ayuntamiento. Daroca está invadida por la música antigua.
El curso ha contado este año con muchos más alumnos que en ediciones anteriores. La organización del curso puso el límite en 140 inscripciones, ya que las instalaciones de alojamiento no permitían un número mayor. «Es un curso de alta técnica musical. No es para principiantes, aunque podrían venir como oyentes, pero para ser alumno debían tener un nivel superior», afirma José Luis González Uriol, el director del curso. Y a pesar de esta exigencia, han llegado alumnos de los cinco continentes y, por supuesto, de todas partes de España.
Javier Sáez, por ejemplo, es alumno del propio José Luis González en la especialidad de órgano. Viene a Daroca desde un pueblo de Albacete, motivado por el gran nombre que tiene el curso en el mundo musical. «No es la primera vez que acudo, la formación que obtengo aquí es muy importante para mis estudios musicales. Y, por supuesto, es fundamental el renombre de los profesores», dice Javier.
MÚSICA INTERNACIONAL Esto último es otro de los factores que hacen diferente al curso de música antigua de Daroca. Nombres como Olivier Baumont –profesor de clave–, Martin Schmidt –profesor de dirección coral–, o Cristina Miatello –profesora de canto barroco– son una muestra de que el calificativo de internacional es perfecto para este curso. «Los profesores están encantados de formar parte de este curso, dejan lo que sea por venir a Daroca, incluso las vacaciones», dice José Luis González Uriol, profesor de órgano.
Daroca vive, pues, días de música. Esta música antigua traspasa los muros de cualquier aula de ensayo. «Es un curso en el que todo el día y toda la noche se está haciendo música, no hay límites para cualquiera que quiera tocar a cualquier hora. Se crea un ambiente incomparable», asegura González Uriol. Así lo corrobora el profesor Francisco Rubio, quien afirma que se practica música «desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la noche». El paseante tiene así la sensación de revivir la historia al pasear entre muros medievales escuchando los ecos sonoros de otros tiempos.
Escrito por María Irún
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