La música como vehículo de la historia
Otamendi rescata partituras gregorianas del XVII y XVIII. El director de Donosti Ereski comenzó la labor de recuperación hace cinco años.
Recuperar y conocer nuestro pasado. Esa es la intención de Jokin Otamendi, director de la Schola Gregorianista Donosti Ereski, que tras indagar en el archivo diocesano -empezó hace algo más de cinco años- halló documentación de los siglos XVII y XVIII relativa al canto gregoriano.
Confiesa que son «documentos que han estado ahí, algunos estropeándose», a la vez que alaba la labor de los diocesanos que «están haciendo un trabajo muy bueno en cuanto a restauración y cuidado» del archivo.
Entre los códices rescatados, «ediciones únicas en piel, hechos a mano y con portadas de cuero», Otamendi ha seleccionado dos, uno de Oñati (1612) y otro de Azkoitia (1772), para realizar un programa y poder trabajar con ellos en el próximo curso con el coro gregoriano. Su ilusión es darles voz «precisamente por ser de casa» y porque «al fin y al cabo es la liturgia de la iglesia que se cantaba en esas épocas».
El interés histórico tiene que ver tanto material como musicalmente.
Se trata de una documentación que no es la primitiva, sino posterior a los calixtinos. Los originales son obras recogidas de los siglos XVII y XVIII que permiten seguir la evolución que han tenido las melodías a lo largo del tiempo. «El códice de Oñati sería interesante compararlo con el de Azkoitia y Santesteban, para ver la evolución, aunque llevaría mucho tiempo e interesaría tener más documentos», explica Otamendi.
Las aseguradoras se niegan a registrar estos hallazgos históricos que además de su valor material «deberían tener el valor de ser nuestro patrimonio», dice el director de Ereski. Los manuscritos no salen de su lugar de archivo debido a su dificultoso manejo y su importancia histórica. Por ello, desde el coro creen necesario realizar un proceso de digitalización «que requiere tiempo y algo de dinero», cuenta Otamendi. «En su día el archivo se microfilmó, pero los libros no».
De momento han logrado ‘sacar’ tres de los libros a base de fotografías, labor realizada por tres personas del coro. El dinero que requiere ese proceso digitalizador es difícil encontrarlo.
Jokin Otamendi solicitó ayuda a las instituciones públicas, pero no prosperó a pesar de que «con 6.000 euros hacíamos muchísimo y facilitaríamos el trabajo a terceros para poder investigar».
Público gregoriano
Otamendi entiende que existe «cierto miedo al gregoriano, incluso entre los profesionales, porque siempre se ha pensado que son para frailes, pero cuando Bach escribía lo hacía para una liturgia y ahora se canta en concierto.
El ‘Requiem’ de Mozart está hecho para la iglesia». El tiempo juega en su contra al asegurar que «cuando éramos chavales conocíamos la liturgia religiosa porque era lo que vivíamos en la escuela y para interpretar hay que saber de dónde y para qué era» lo que se escribía, ya que al situarlo adopta mayor sentido.
Sobre su aceptación en la calle, Otamendi cree que «se ha sido injusto con los coros parroquiales, que en la historia han hecho un trabajo cultural y continúan haciéndolo». «Hay que ir a los conciertos, no vale apoyarlos a distancia porque luego estamos cuatro gatos».
A pesar de ello, Jokin Otamendi cree que hay futuro «por la voluntad de los cantores que van sin cobrar, poniendo de su bolsillo». «Entiendo que es una música un poco elitista, pero hay que escucharla para conocerla, varias veces, como cualquier otra música, de primeras es muy difícil».
Una de sus iniciativas para mantener activo el interés es crear un coro de mujeres, que intentará poner en práctica al inicio del curso musical.
«Siempre se habla de los monjes gregorianos, pero las monjas también cantaban en nuestras iglesias» y, además, cuenta el director, «siempre han tenido una disposición mayor, pero se ha sido reacio a que en gregoriano canten mujeres, algo que se hizo pero no tuvo continuidad». «Sería una novedad con un tipo de música antigua», concluye.
A poco más de un mes para el inicio del nuevo curso, los objetivos de Jokin Otamendi están escritos. Organizar el coro femenino y poder grabar en base a los documentos hallados de Oñati y Azkoitia.
Fuente: diariovasco.com
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