Música Positiva – Marin Marais

Vamos a disfrutar hoy de la música de este gran maestro francés, con la que quizá sea su obra más conocida, o quizá de las que más.

Es verdad que muchas veces peco de petulante porque muchas de estas obras que llamo conocidas lo son para los que somos unos melómanos irredentos.

Espero que no te moleste la expresión y te lleve a conocer estas obras con más profundidad.

Voy a contarte algo de Marin Marais (1656-1728), maestro francés nacido en París.

Si has visto la película «Todas las mañanas del mundo«, en ella aparece una anécdota que parece ser sí era verdad.

Marais estudió con Sainte-Colombe, uno de los mejores violagambistas de su época.

Sin embargo, un gran maestro tenía un discípulo extraordinario y en seis meses ya no tenía nada que enseñarle puesto que Marais ya sobrepasaba a Sainte-Colombe.

Marais tenía acceso a la casa del maestro y esperó al verano, momento en que Sainte-Colombe tocaba en una casita de madera que él mismo se había construido para eso.

Marais se situaba bajo esa casa y escuchaba como el maestro tocaba y quedaba fascinado por ello.

Esto le duró poco porque el maestro lo descubrió.

Se marchó a París para allí desarrollar su extraordinaria carrera como violagambista. Su eterno rival era Antoine Forqueray, otro monstruo de la viola.

De ellos se decía que Marais tocaba como un ángel y Forqueray como un demonio.

De Marais te propongo escuchar su Sonnerie de Sainte-Geneviève du Mont de Paris. Se trata de una obra compuesta en 1723, para violín, viola y clave.

Es una passacaglia, que se desarrolla sobre un bajo ostinato que repite siempre las notas re, fa mi.

En toda la pieza se entrecruzan el violín y la viola mostrando casi todas sus técnicas posibles.

Hay que tener en cuenta que, a pesar del protagonismo del violín, en realidad la obra se centra en la viola.

El título de la obra se refiere a las campanas de la desaparecida Abadía de Santa Genoveva de París ¡Disfrutala!

La partitura de la pieza puedes descargarla aquí.

La interpretación es de Jordi Savall (viola de gamba), Fabio Biondi (violín) y Pierre Hantaï (clave).

Escrito por Pepe Gallardo | Aeterna Christi Munera