Una polifonía luminosa e increíble
Vamos hoy a disfrutar de una polifonía luminosa e increíble.
Vendrá de la mano de uno de esos nombres icono de la música de todos los tiempos.
Ese gran maestro ya ha estado por aquí en otras ocasiones y su música siempre nos parece escasa.
Prepárate para disfrutar de unos momentos intensos y bellos, solemnes y emocionantes.
Ese gran maestro es Josquin Desprez (c1455-1521), compositor francés nacido en Saint Quentin.
A lo largo de todo el siglo XVI su música era citada en tratados y usadas por otros compositores.
El propio Martín Lutero dijo de él: «el maestro de las notas que puede hacer lo que quiera, mientras que otros compositores deben seguir lo que las notas digan».
Incluso en el XVII y XVIII fue muy valorado y fue el XIX el que lo consagró como uno de los grandes de la polifonía junto a Palestrina.
El nombre de Desprez se iguala al de, además de Palestrina, Dufay, Ockeghem, Lassus y Byrd.
Su nombre es un diminutivo de Josse, santo bretón en el norte de Francia y Flandes durante el siglo VII.
Hoy te traigo de Desprez su motete Absalon, fili mi, un expresivo lamento que conmemora la muerte del hijo del papa Alejandro en 1497, o quizá la muerte del emperador Maximiliano I en 1506.
La textura es extraordinariamente rica y, en este caso, grave, ya que el bajo desciende hasta un si bemol.
La parte final de la obra es de una sonoridad especialmente bella de forma que esas notas han servido de modelos para experimentos posteriores de maestros como Adrian Willaert y su «música reservata».
La interpretación es de Oxford Camerata dirigido por Jeremy Summerly.
Escrito por Pepe Gallardo | AeternaChristiMunera
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