Una trobairitz del siglo XXI, reivindica a las mujeres medievales
MARA ARANDA es una de las intérpretes valencianas más internacionales.
Lleva tres décadas investigando y cantado músicas de raíz y músicas antiguas, medievales y sefardíes, que han dejado como resultado más de veinte discos de excelente factura merecedores de premios y reconocimiento por parte de público y también de medios especializados de todo el mundo.
Siempre ha sido y sigue siendo una estudiosa de las músicas tradiciones de todo el mundo llegando a encerrarse semanas enteras y hasta meses en bibliotecas de ciudades como Túnez ó Jerusalén para estudiar y recuperar esas culturas musicales para poder enseñárselas al mundo entero.
Mara Aranda celebra 30 años sobre los escenarios en 2020 con un repertorio pleno de contenido universal preservado y transmitido a través de los tiempos.
Acompañada por el talento de cuatro mujeres músicas que interpretarán los textos originales que cuentan la historia repetida de la Humanidad.
Mujeres del siglo XXI sobre el escenario harán sonar sus instrumentos y sus voces para acompañar unos textos que no han perdido un ápice de actualidad y que fueron escritos por cantautoras medievales, llamadas trobairitz.
ENTREVISTA A MARA ARANDA
En primer lugar Mara, nos llama la atención la portada. Es una figura femenina, con los ojos vendados y múltiples brazos abiertos formando un círculo. Qué significado tiene esa imagen respecto a la música?
– Ví en el manuscrito del siglo XIII aquella imagen y para mí fue impactante.
Es una imagen parcial, pero me interesaba resaltar la figura, para mi central, de la rueda de la fortuna que vive en sempiterno movimiento, queriendo o buscando establecer un equilibrio entre buena y mala suerte con su fuerza, la cual no podemos detener o mover una vez se ha puesto en marcha los seres humanos.
Y dicen que nadie debería confiarse a la suerte con los ojos cerrados porque la diosa de la Fortuna es caprichosa…para mí el sentido estaba claro.
Has hecho un buen repaso del cancionero sefardita a través de tu trabajo de investigación llevado a cabo en Jerusalén, en la biblioteca nacional, con los archivos de la fonoteca que más tarde se ha visto reflejado en los discos que han sido premiados a nivel mundial en la Transglobal World Music List como mejores discos del año. También has trabajado con músicas y músicos musulmanes, sobre todo músicas andalusíes. Y conocemos tu trabajo en torno al repertorio de cantigas marianas del rey Alfonso X el Sabio junto a Jota Martínez. Encuentras en el repertorio de trobairitz algún vínculo con tus estudios y trabajos discográficos anteriores?
– Los repertorios con un fundamento más allá de la parte lúdica o la emocional, aquellos con una base relacionada con la historia, la antropología, la lengua … complementan, enriquecen, ilustran y hacen que disfrutemos más en profundidad el sonido, este puñado de canciones, tanto aquellos a los que va dirigido: el público en general, como a nosotros que las interpretamos.
Desde hace más de veinte años he trabajado con músicos de distintas nacionalidades, religiones y culturas y eso en algún ocasión ha funcionado estupendamente.
La música es un lenguaje universal pero después cada uno tiene su propio ‘dialecto’ y atentos pues a las particularidades que generan no pocas situaciones de riesgo.
Al final todo depende de muchos factores evidentemente, no solo del conocimiento a un gran nivel de la lengua del otro sino también el aprender a identificar la gestualidad a percibir la intención en el tono, la cadencia, el ritmo, las expresiones…, todo ayuda a entender y compartir no solo epidérmicamente, en la música y en la vida.
Es una herramienta tener el poro abierto, sabiendo por supuesto que si uno abre puede dar opción a que entre todo: lo supuestamente beneficioso y lo no tanto o menos.
Todos los repertorios al final están relacionados.
Dicen que hubo una poetisa en el Al-Andalus del siglo XII que se paseaba sin velo por la calle y que llevaba sus versos bordados en las mangas de sus ropas: «Por Alá, que merezco cualquier grandeza y sigo con orgullo mi camino», «Doy gustosa a mi amante mi mejilla y mis besos para quien los desea».
Coincide el aumento de poetisas andalusíes del califato con el auge de las poetas occitanas, las trobairitz, que visibilizan a las mujeres creadoras, hecho que pudo ser consecuencia de la interculturalidad que influyó hacia una mayor tolerancia hacia las mujeres y su intelectualidad o porque los almohades tenían costumbres más aperturistas hacia las mujeres a las que podrían haber concedido mayor libertad, consideración social o autonomía.
Y sobre la música judía, en la corte de Alfonso X, en el s. XIII, había músicos musulmanes y judíos, aunque no hay consenso entre especialistas de si estos participaron o no en la creación de las cantigas, y por supuesto la historia del canto gregoriano se encuentra en la práctica musical de la liturgia sinagogal.
Trobairitz tiene por supuesto en común con mis anteriores trabajos esa relación entre culturas que se nutren e influyen unas a otras y que se van enriqueciendo en el tiempo con esos elementos diversos y su base relacionada con la historia.
¿Aquellas mujeres medievales a las que dedicas Trobairitz, el trabajo con el que celebras 30 años de carrera, que tenían en común con la mujer del siglo XXI?
– Todo, tenían en común todo.
No he leído ni uno solo de sus textos con los que un individuo independientemente de su circunstancia particular, no pueda sentirse identificado con aquellos otros escritos hace casi mil años.
En realidad para el ser humano un milenio no es nada.
La general y completa historia de la humanidad es una mota de polvo en medio de toda la vasta creación del mundo que conocemos y habitamos.
Las civilizaciones madre como Mesopotamia, Egipto, China… tienen 6000 años.
El primer documento oficial escrito es del 1750 antes de cristo y es un código de leyes y la canción más antigua del mundo fue escrita hace más de 3.000 años.
Esta canción era un himno dedicado a la diosa de los huertos que además contenía instrucciones para un cantante acompañado de un tipo de lira o arpa de nueve cuerdas en el que se hacen ofrendas y se habla de purificación, del sentimiento de pecado, del sacrificio, del amor, la esperanza, el anhelo.
La siguiente en antigüedad, el epitafio de Seikilos es parte de una composición griega en el 1225 a.C. que escribe Sícilo para su esposa Euterpe en una columna sobre su tumba con un hermoso mensaje ‘mientras vivas brilla, por nada tendrías que sufrir.
El tiempo es corto y el tiempo exige su tributo’.
Creo que los contenidos no distan de aquellos que encontramos en los temas de estas cantautoras medievales y tampoco de aquellos que se cantan en el siglo XXI.
El término trobairitz es bastante desconocido. Fueron solamente mujeres de la nobleza o fueron como los trovadores que a veces venían de estratos sociales más bajos pero que pudieron escalar posiciones por sus habilidades?
– Sí, desconocido obviamente y además con la particularidad que ellas a sí mismas nunca se denominaron así ni tampoco se refirieron sus coetáneas a ellas con este término.
Angelica Rieger (2003: 42), dice que «trobairitz es un término auténtico: proviene de la única novela medieval occitana en verso conservada, Flamenca».
Lo que de ellas sabemos apenas ocupa unas líneas, escritas por otros, que nos den alguna pequeña pincelada de todo el cuadro que fueron ellas mismas y las circunstancias que les tocó vivir.
Una vida es la biografía de un trovador o trobairitz que se puede encontrar en las colecciones que de poesía trovadoresca y manuscrita se conservan.
O podemos encontrarlas en las razos que habrían acompañado a las vidas en forma de introducción antes de las actuaciones de los juglares y darían información sobre los personajes de los cuales se va a hablar o los territorios geográficos y la circunstancia por la que se escribe la pieza en cuestión que se va a interpretar.
Y, por otro lado, tenemos pocos ejemplos, de 15 a 38 según autores, sería el número de trobairitz y solamente 5 vidas sobre ellas y otros 8 ejemplos que aparecen en las vidas o razos de otros trovadores.
De los trovadores sí sabemos que algunos tuvieron origen humilde como el caso de Marcabrú que primero cantó como juglar sus propias composiciones y después fue protegido por reyes y señores feudales siendo considerado como un trovador.
De las trobairitz, sin embargo, los ejemplos que tenemos constatados corresponden a mujeres de alcurnia.
¿Para la grabación de Trobairitz has contado con un elenco muy especial?
En estos últimos años ha ido creciendo el número de mujeres que se han incorporado de manera profesional al campo de la interpretación musical y era un buen momento para contar con 4 excepcionales compañeras en esta aventura.
Ha sido una experiencia muy estimulante.
Miriam Encinas, hija de Maria Laffitte y Alfons Encinas componentes del grupo Trobadors, cuyo disco grabado en 1991 Et ades sera l´alba, con temas trovadorescos, tuvo difusión internacional y generó mucho interés en este repertorio, ha participado grabando flautas, viella y percusiones.
Sara Águeda, una de las intérpretes más destacadas de arpas históricas ha aportado su trazo brillante en la sonoridad general del disco.
Belisana Ruiz aporta la tímbrica de instrumentos de cuerda pulsada: salterios y cítolas y Patricia García la de las violas medievales.
Todas ellas tienen una gran instrucción musical y un currículum de excelencia que no es decorativo, son grandes intérpretes que actualmente están en los grupos de música antigua de referencia de Europa.
La relación con el mundo académico y tus trabajos musicales ha sido patente en tus últimos trabajos. ¿También en este ha tenido implicación?
– La música no podemos obviar que tiene una vertiente lúdica, pero no es la única.
Es un arte mayor, multidimensional.
En ella tienen cabida muchas asignaturas, las más evidentes literatura -el texto- y la música, la parte de sonido propiamente de una pieza.
Pero después hay toda una serie de ramas que se ven reflejadas también: desde las matemáticas hasta la de historia pasando por la antropología, lenguas…, por no entrar en la vertiente terapeútica que es otro gran campo de investigación en el que estoy trabajando hace 25 años apoyada en mis estudios en medicina tradicional china que me han llevado a explorar desde otra perspectiva este campo con mis pacientes.
En este trabajo he tenido privilegio y placer de contar con Rosa María Medina Granda, profesora titular de Filología/Lingüística Románica de la Universidad de Oviedo prologando el trabajo.
Ha aportado su estudio sobre esta materia ‘Las cansos de las trobairitz o cuando el canon se mueve’, una contribución enorme para la comprensión de su legado.
No es la primera vez que te acercas a la música medieval. ¿Has tenido otras aproximaciones, cierto?
– La música medieval ha formado parte de mi vida a partir de cierto momento, primero como oyente y después como intérprete de música judeo-española principalmente.
Jota Martínez, contribuyó a estabilizar de forma definitiva mi aprecio por la música medieval y comenzamos hace más de una década a hacer un trabajo de reconstrucción de diferentes instrumentos que aparecían en la arquitectura románica y sobre todo gótica en diferentes puntos de España.
Como resultado de un primer trabajo de aproximación a las mismas fue el libro que él escribió y publicó ‘Instrumentos musicales de la tradición medieval española’ desde su perspectiva como lutier aficionado, como investigador y como tañedor de los mismos lo cual ofrece una visión muy completa porque no es un teórico únicamente, o un intérprete únicamente, sino que todo aquello que teoriza está contrastado con la práctica ofreciendo sus conclusiones de todas las partes del proceso.
Después de 30 años de trayectoria profesional, desde tu primer concierto, ¿qué te queda por hacer en cuanto a música se refiere?
– Mi objetivo principal está puesto en acabar la pentalogía (5 discos) dedicada a los grandes paisajes sonoros de la diáspora sefardita, una colección que comencé en 2017 y de la que ya se publicaron dos primeros volúmenes dedicados a la música en Turquía y también en Marruecos y que continuará por tal de mostrar algunos ejemplos pertenecientes a este género tan poco y mal explorado, en muchos casos como una mera mercancía, con la música de Grecia, Bulgaria y antigua Yugoslavia.
Por otro lado he enfocado gran parte de mi actividad en la creación de un centro dedicado íntegramente a la música medieval, con sede en el Monasterio Real de Santa Maria de la Valldigna, en Simat de la Valldigna (Valencia) iniciando su actividad en enero de este año en curso.
Ha sido con el compromiso y complicidad de la Mancomunidad de la Valldigna y la Conselleria.
Hemos puesto en marcha cursos dedicados a la interpretación de este repertorio por parte de músicos y formaciones especializadas que muestran su visión de la misma.
También conciertos por supuesto.
En este año académico el CIMM (Centro Internacional de Música Medieval) ha recibido o recibirá la visita de Arianna Savall y Petter Udland, Eduardo Paniagua, Begoña Olavide, Al Maqam, Paloma Díaz del Arroyo, Manuel Vilas o Maria Jonas entre otros.
Igualmente, a partir de octubre, el nuevo curso académico, tendremos talleres de construcción de instrumentos medievales cuya convocatoria, porque las plazas son limitadas, tendrá lugar en junio y posteriormente se abrirán cursos para cada instrumento.
Se puede encontrar información en www.cimmvalldigna.org
¿El CIMM (Centro internacional de música medieval) está orientado a un perfil concreto de asistente?
– En un principio el centro está abierto a recibir cualquier tipo de asistente: estudiantes de conservatorio (grado elemental a superior), estudiantes de musicología, filologías, arte, historia, etc.; profesores y maestros de música, músicos profesionales de cualquier estilo, miembros de corales amateur o profesionales, aficionados o simpatizantes y curiosos de estas sonoridades y músicas.
Es cierto que la mayoría de asistentes son profesionales, pero también hay amantes de estos repertorios que asisten como oyentes.
Todos pueden encontrar valiosa información y saciar sus respectivas curiosidades y ansias de saber.
Todos son bienvenidos.
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