Música de BACH para una mejor cosecha de vino
Dicen que la música amansa a las fieras, pero en Sudáfrica también al vino, según los propietarios de un viñedo que le ponen música de BACH a las viñas para afinar su néctar.
«Hay mucha gente escéptica con lo que hacemos, y el motivo por el que lo hacemos. Sobre todo los vecinos», reconoce Carl van der Merwe, director del viñedo DeMorgenzon.
Día y noche, dieciocho altavoces «riegan» con música barroca una parte del viñedo, muy cerca de Stellenbosch, la capital sudafricana del vino vecina de Ciudad del Cabo.
«Sólo ponemos música barroca, por los ritmos matemáticos y se ha demostrado que las ondas sonoras tienen un efecto positivo», dice el viticultor.
«No es tanto por la música que se escucha, sino por las ondas», precisa Van der Merwe.
La música de Bach puede escucharse en las 55 hectáreas de DeMorgenzon (que significa el sol de la mañana).
Pero se ha constatado que el crecimiento de las viñas es más lento y más regular en la parte experimental de 4 hectáreas expuesta directamente a la música.
Hasta ahora, este vino «musical» se ha mezclado con el resto de la producción, pero DeMorgenzon prevé comercializar una cosecha especial aparte.
Una vez en las barricas, el vino se deja fermentar con música de Albinoni, Bach, Couperin, Haendel, Haydn, Lully, Mozart y Rameau.
«El vino es un ser vivo, con muchas bacterias, y el propio proceso de fermentación se lleva a cabo con organismos vivos», incide Carl van der Merwe.
En 2009 empezaron a ponerle música a sus viñedos, siguiendo el ejemplo de los ganaderos que le cantan serenatas a sus vacas, o del príncipe Carlos de Inglaterra, que dice hablarle a sus plantas para que crezcan mejor.
«A veces hacemos determinadas cosas en la vida porque creemos en ellas, y muchas veces, nos damos cuenta más adelante de que había una razón científica que explica por qué funcionan esas cosas», dice Carl van der Merwe.
En cuanto a los empleados, se les ve a menudo con unos cascos escuchando su propia música.
«Nos gusta esta música», dice no obstante una empleada. «Está bien trabajar aquí, porque nos da ánimos y a veces nos entran ganas de bailar».
¿En serio? Venga ya…
Mmmmm…si se está replanteando el efecto Mozart en personas, dudo mucho que funcione el efecto Bach con plantas…la verdad