Cenas medievales en torno a la cultura y el diálogo musical
Que “se te repita una comida” no es lo mismo que “repetir una comida”.
Para que no ocurra lo primero y sí lo segundo, los cocineros de todos los tiempos se afanan por preparar, condimentar, salpimentar, adobar, embutir, tostar, asar y cocinar toda clase de alimentos.
Y es que, aunque pensemos que la “comida gourmet” es una nueva moda, ésta estuvo presente ya desde antiguo, aunque ciertos cocineros no fueran tan aclamados.
Por ejemplo, el inquieto Leonardo da Vinci, quiso probar fortuna también en el arte gastronómico, abriendo un local junto con su amigo Boticcelli, donde exponían sus obras y preparaban sofisticados platos.
Fue un absoluto fracaso ya que nadie entraba en su taberna para comer media anchoa sobre dos rodajas de zanahoria, por muy artística que fuese la presentación en el plato.
Mejor suerte corrió un tal Ruberto, cocinero mayor de Don Bernardo, Rey de Nápoles.
Tan buen cocinero sería, que el propio rey le ordenó que escribiese sus recetas en un librito que ha llegado hasta nosotros, titulado “Libro de Guisados”, de 1525, para que no se perdiesen sus recetas a su muerte y sus discípulos pudieran seguir cocinándolas.
Hojeando el tratado nos encontramos todo tipo de platos a base de carnes y pescados y recetas muy interesantes para gente enferma (recetas “para dolientes”).
En Al Andalus, el arte gastronómico se hace refinado y sofisticado, sobre todo, a partir de las aportaciones del músico Ziryab, que introdujo el arte de preparar la mesa tal y como la conocemos hoy día: de primero sopas y cremas, de segundo carnes y pescados y para terminar, el postre.
El comercio de Al Andalus con Oriente propició la entrada en la península de nuevos alimentos: verduras, frutas, legumbres y multitud de especias.
En estos banquetes se hizo popular el entretenimiento con recitales de poesía, contadores de historias y músicos.
Eran muy aclamadas las esclavas cantoras y tañedoras de laúd, que llegaron a ser contratadas incluso en cortes tan alejadas como las de Aquitania, en Francia.
A medio camino entre Sevilla y Aquitania, concretamente en Tarragona, nos quedaremos Sara Marina y yo, para poner el toque musical al Gastromusicae, los próximos 4 y 5 de septiembre.
Berna Río y Ana Borrego, del restaurante Almosta están ya trabajando en las recetas medievales.
El Gastromusicae está pensado para recuperar el espíritu del arte culinario y de las cenas medievales en torno a la cultura, el diálogo musical y el disfrute de pasar una velada entre amigos.
Y es que ¿a quién no le gusta disfrutar de una buena mesa?
El próximo Gastromusicae se celebrará el 4 y 5 de septiembre en Tarragona a las 21.30h.
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JC, que nos vamos.