La mirada espiritual de Tomás Luis de Victoria
El ciclo de música sacra Sagunt in Excelsis se clausura la próxima semana con un concierto de Victoria Musicae, que tendrá lugar el martes, 22 de marzo, a las 20 horas, en la iglesia de El Salvador.
La agrupación interpretará “Lamentatio Jeremiae” dentro del ciclo organizado por la delegación de Cultura del Ayuntamiento de Sagunto en colaboración con la Mayoralía 2016 y otras entidades.
La agrupación Victoria Musicae, fundada en Valencia en Octubre de 1992, tiene como principal finalidad la difusión de la música vocal de la Edad Media, Renacimiento y Barroco, prestando especial atención a los proyectos de recuperación de música inédita de compositores españoles y, muy especialmente, valencianos.
Sus integrantes han actuado en distintas ocasiones con diversos grupos especializados en música antigua y en proyectos de recuperación de música barroca española.
Con una plantilla básica vocal, el número de cantores puede variar ligeramente, en función del programa, entre doce y dieciocho.
Asimismo los instrumentos empleados, en todo caso reproducciones de época, dependen del programa a interpretar.
Su director musical titular desde 1993 es el valenciano Josep R. Gil-Tàrrega.
PROGRAMA
Tomás Luis de Victoria (1548?-1611)
Ubi caritas. Cant pla
Feria V in Coena Domini
Lectio prima. Incipit Lamentatio Jeremiae
Lectio secunda. Vau. Et Egressus est
Lectio tertia. Iod. Manum Suam
Seniores populi. Responsori Feria V
Vinea mea electa. Cant pla
Feria VI in Passione Domini
Lectio prima. Heth. Cogitavit Dominus
Lectio secunda. Lamed. Matribus suis dixerunt
Lectio tertia. Aleph. Ego vir
Tenebrae factae sunt. Responsori Feria VI
Jerusalem surge. Cant pla
Sabbato Sancto
Lectio prima. Heth. Misericordiae
Lectio secunda. Aleph. Quomodo obscuratum
Lectio tertia. Incipit Oratio Jeremiae
LA OBRA DE TOMÁS LUIS DE VICTORIA
La obra de Tomás Luis de Victoria es austera, grave y serena.
Su lugar se encuentra en iglesias y catedrales donde las largas y sostenidas frases de su música resuenan a mayor gloria de Dios.
A diferencia de los otros grandes polifonistas de su época, este sacerdote, maestro de capilla y organista abulense siempre evitó componer música sobre temas profanos siguiendo las directrices del Concilio de Trento que, según parece, prohibía dicha práctica por razones de ortodoxia religiosa.
Sólo una excepción entre su corpus de música religiosa: la Missa Pro Victoria basada en la LaGuerre de Janequin y cuya autoría precisamente por temática y estilo algunos han puesto en duda.
Entre sus misas y motetes –no fue un compositor prolífico en comparación con Lassus o Palestrina- hay dos grandes obras que brillan con luz propia: el Officiumdefunctorum (Madrid 1605) y el OfficiumHebdomadaeSanctae (Roma 1585).
El OfficiumHebdomadaeSanctae, publicado poco antes de que el abulense volviera a su añorada Castilla natal, contiene todos los textos para la liturgia de Semana Santa -desde el Domingo de Ramos al Sábado Santo- e incluye un total de treinta y siete piezas entre las que se encuentran algunas de las partituras más universales de la música polifónica española como los dieciocho Responsorios de Tinieblas y las nueve Lecciones de Lamentaciones del profeta Jeremías.
El libro también contiene motetes, himnos, improperios, y dos pasiones de gran interés musical por el contraste entre las breves pinceladas polifónicas de Victoria y el intercalado recitado gregoriano de la Pasión.
Las lecciones del primer nocturno de maitines del Jueves, Viernes y Sábado Santo, están tomadas del libro de las Lamentaciones que, atribuidas al profeta Jeremías, describen con elevada inspiración lírica y gran fuerza la angustia y el desconsuelo del pueblo judío por la destrucción de Jerusalén. La Iglesia escogió estos textos para la Semana Santa, tiempo en el cual el hombre debía sentir el drama del pecado que ha arrastrado a Cristo a la muerte en la cruz.
Las Lamentaciones fueron musicalizadas desde la Edad Media y, más adelante, por supuesto, por los polifonistas del siglo XVI.
Las Lamentaciones son quizá las obras con las que Tomás Luis de Victoria consiguió uno de sus mayores logros, pues recogen su música más intensa y mística.
Siempre ha existido la impresión de que, en su trabajo, los polifonistas españoles mostraban fuerza y misticismo. La música de Victoriano está exenta de este sentimiento, especialmente en el Requiem y sobre todo, en el OfficiumHebdomadaeSanctae, que incluye las Lamentaciones ya citadas.
En palabras de Peter Phillips, “…se puede decir que el estilo de las Lamentaciones es particularmente hablado, contado, desafiante de hecho…capaz de crear una atmósfera inigualable…”.
Victoria fue capaz de crear un estilo donde la tensión de los elementos melódicos y armónicos produce, mediante disonancias, una extraordinaria fuerza emotiva.
El tiempo que Victoria dedicó a su formación con Palestrina en Roma, sumado al estilo que los maestros franco-flamencos habían llevado a esta ciudad, determinaron el carácter de su música.
Las Lamentaciones fueron publicadas en 1585, justo al final de la etapa de Victoria en Roma, aunque existe un manuscrito anterior en la Capilla Sixtina, en una versión más larga, menos cuidada armónicamente y menos intensa en el tratamiento de los textos.
Victoria compuso la música de las Lamentaciones partiendo de la entonación de los recitativos gregorianos.
La armonía propuesta por él estaba dotada de una nueva tensión: el número de voces va aumentando gradualmente hasta la sección final “Jerusalem”, que expande la partitura.
Se produce un crescendo no sólo dentro de cada lamentación sino dentro de cada día litúrgico y a su vez en la obra completa. Un rasgo identificativo de este proceso también se advierte en el hecho de que, mientras la cantidad de contrapunto no se incrementa, sin embargo la armonía se vuelve monumental.
El propósito de Tomás Luis de Victoria era claramente que sus nueve Lamentaciones se escuchasen en su totalidad, como una experiencia única, aunque transcurrieran a través de tres días de liturgia.
La propuesta del grupo Victoria Musicae es la de ofrecer las nueve lamentaciones con un responsorio propio de cada feria, así como un canto llano a modo de introducción en cada una de ellas.
Gracias!!.
Las lamentaciones de jeremías fueron tema expresivo desde que los árabes invadieron la España visigoda. El visigodo encontró en esta obra una fuente donde se reflejaba la pérdida de su país en manos extranjeras. El primer ejemplo data del siglo sexto y se canta en el repertorio mozarabe.