Deberíamos conocer y valorar nuestra música, lo mismo que admiramos a Goya o Velázquez

Deberíamos conocer y valorar nuestra música, lo mismo que admiramos a Goya o Velázquez

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Entrevista a Daniel Pinteño, violonista barroco murciano que actualmente desarrolla su labor artística liderando Concerto 1700 así como colaborando con diferentes formaciones orquestales y de música de cámara historicistas europeas.

Natural de Málaga, comienza sus estudios en el Conservatorio Profesional de Música de Murcia.

Durante sus años de formación asiste activamente a clases magistrales con solistas internacionales y posteriormente se trasladó a Alemania donde ha continuado con sus estudios de perfeccionamiento.

Desde el año 2010 orienta su labor musical a la interpretación del repertorio comprendido entre los albores de la música para violín del siglo XVI hasta el lenguaje romántico de mediados del siglo XIX con criterios histórico-estilísticos.

Daniel Pinteño toca con un violín barroco italiano anónimo del siglo XVII, así como con una copia de violín Stradivari “Pingrillé” 1713 realizada por el luthier cremonés Carlos H. Roberts

Hábleme acerca de esta propuesta para el festival Clásicos en verano.

Este programa se llama El violín ilustrado y se centra en músicos que trabajaron en el Madrid de Fernando VI de mediados del siglo XVIII en torno a la Capilla Real, como es el caso de Herrando, Albero, Faco y Ledesma.

Y también en el ámbito de la corte, como Scarlatti.

En el caso de las sonatas de Herrando, han sido recuperadas por los musicólogos de Ars Hispana.

Y en el caso de la obra de Faco la recuperación la ha hecho el violonchelista Guillermo Turina.

En el caso de Faco es curioso porque tenía origen italiano y su nombre era Giacomo, aunque finalmente acabaron llamándole Jaime. Vivía en la calle Cervantes, se caso con una española, tuvo una hija aquí y murió en España.

Las sonatas de José de Herrando se perdieron en su mayoría y los musicólogos han conseguido rescatarlas con unas transcripciones a partir de un manuscrito que José Subira y Joaquín Nin publicaron a principios del siglo XX, antes de la Guerra Civil, cuando estas obras se perdieron.

¿Cuándo surge la iniciativa del grupo Concerto 1700?

Llevamos con el proyecto desde 2015.

Tenemos dos lineas de trabajo: la recuperación del patrimonio musical español, por un lado; y los nuevos formatos por otro, con una apuesta multidisciplinar y un guiño a lo pedagógico, para fomentar el nuevo público.

Nos encanta hacer un Gloria de Vivaldi o unas Cantatas de Bach, por supuesto, pero tenemos intereses y curiosidad más allá del gran repertorio.

Para nosotros es fundamental apostar por la recuperación y conocimiento de nuestro legado musical, lo mismo que se hace con Goya o Velázquez en pintura.

Creo que han trabajado incluso con niños, con una experiencia llamada Banquete musical.

Sí, tenemos una versión para adultos y una versión para niños, lo que llamamos Barrokids.

Recientemente lo hicimos en Aranjuez, con un formato de concierto familiar.

Creo que la música barroca es ideal para la iniciación en lo que podríamos llamar la música culta.

Lo llamamos Banquete musical porque es precisamente un menú, donde son los niños los que eligen la música que va a sonar a partir de una carta.

Y con esa excusa les explicamos nociones básicas e intentamos romper la barrera que suele existir entre los músicos de clásica y el público.

Me gustaría saber un poco más de sus orígenes y su formación.

Soy natural de Málaga pero mi familia es de Murcia, donde completé el Conservatorio Profesional.

Me trasladé después a Zaragoza para hacer el Superior de violín “moderno”, podríamos decir. De allí fui a Karlsruhe y más tarde a Toulouse, para terminar en Madrid haciendo el Superior de violín barroco, con Hiro Kurosaki.

Siempre que hablamos con cantantes se les pregunta por su voz; en su caso, hábleme de su violín.

Ahora voy a tocar con un violín italiano del siglo XVIII cedido por una colección inglesa; es un instrumento fantástico.

Normalmente tengo otro violín barroco de origen tirolés, de finales del XVII y principios del XVIII.

En función del repertorio y la sonoridad más idonea, empleo uno y otro: el del siglo XVIII es más brillante; en cambio el otro es más oscuro, más camerístico.

La suerte que tenemos los instrumentistas, por más que se diga a menudo que el intérprete es el que está detrás del sonido, es que podemos cambiar de violín y jugar con las cualidades de cada uno en función del repertorio.

Como músico especializado en repertorio barroco, ¿qué sentido tiene hablar hoy en día de historicismo? ¿Qué significado guarda hoy esta etiqueta?

La práctica historicista es un acercamiento a los sonidos de los siglos XVII y XVIII, en nuestro caso, a partir de la documentación escrita que se conserva.

Pero el historicismo no termina en 1800.

Brahms o Beethoven no se tocaban como los interpreta hoy una orquesta sinfónica al uso: los instrumentos eran distintos, las cuerdas eran distintas, los arcos eran distintos, etc.

La praxis instrumental era distinta también.

El barroco es la punta de lanza de este movimiento que busca rescatar las sonoridades tal y como fueron concebidas por el compositor, dentro de las posibilidades, a partir de tratados, correspondencias y otras documentaciones.

Quizá se ha hecho poca pedagogía en torno a lo que supone el historicismo, reducido en ocasiones al mero uso de instrumentos originales.

Exacto, esa esa tan solo una parte, por sustancial que sea.

Pero más allá de los instrumentos originales es muy importante documentar bien la práctica instrumental.

Los tratados de la época son clave para esto y con todo no deja de ser una aproximación a un ideal; nadie debería dar a entender que la práctica historicista reproduce las condiciones de sonoridad originales. Es un acercamiento bien documentado y con criterios técnicos e históricos, pero nada más que eso, que no es poco desde luego.

¿Cuáles son los próximos proyectos que tienen a la vista, con Concerto 1700?

La próxima temporada, la 2018/2019, viene muy cargada.

Tenemos por ejemplo cuatro conciertos en el CNDM: tres de ellos centrados en recuperación de patrimonio ibérico.

Empezaremos en Salamanca con “Es prodigio, es milagro”, con la soprano Aurora Peña.

Haremos también un oratorio en Oviedo y León.

Y finalmente unas Cantatas de Bach en el Festival de Sevilla.

Estaremos también en los principales ciclos de música antigua y barroca de España, pronto se anunciará todo ello.

Hemos grabado asimismo un CD con música del madrileño José de Torres, con la soprano Aurora Peña, que saldrá a la venta a comienzos de 2019.

¿Y algún proyecto importante como violinista barroco solista?

Tengo una gira por Australia , par dirigir una orquesta barroca, la Australian Brandenburg.

Haremos música española del siglo XVIII, terminando con una sinfonía de Brunetti.

Son casi una decena de conciertos, con actuaciones en Sidney, Melbourne, etc.

Tocaré como solista dos conciertos, uno de Vivaldi y otro de Faco.

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Entrevista realizada por Alejandro Martínez | PlateaMagazine

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