Una apuesta por la recuperación y la innovación
La nueva directiva del Festival de Música Antigua se ha encargado de promover en la presente edición, entre otras varias iniciativas, un pequeño segmento dedicado a los jóvenes intérpretes interesados en estos repertorios.
El Festival Joven dio comienzo el lunes, con un recital de estudiantes de clave de la Academia de Música Antigua de Gijón (AMAG) a cargo de Inés Montaña Salcedo y Diego Ruenes Rubiales, prosiguiendo con la confección, el martes, de un programa subtitulado «Música de celebración en el Barroco español», dividido en dos cuadros y cuya temática giraba en torno a la Guerra de Sucesión española.
El espectáculo, producido íntegramente por alumnos y profesores del Conservatorio Profesional de Música de Oviedo y dirigido por Juan M.ª Cué, conllevó un cuidado trabajo a varios niveles (musical, dramático, coreográfico, escenográfico, etc.), convocando un amplio número de asistentes.
En el programa se combinaron distintos compositores barrocos, como Juan Bautista José Cabanilles (con la adaptación para orquesta de una de sus «Batallas» para órgano) o Sebastián Durón (con dos números para coro), destacando una selección de la zarzuela «Acis y Galatea», de Antonio de Literes.
El ingente esfuerzo llevado a cabo por todos los artistas participantes fue digno de elogio, profundizando en la dinámica habitual de alternancia entre secciones dialogadas (quizá la parte menos conseguida, en cuanto a dramatización) y pasajes líricos.
A destacar la notable intervención de la solista Serena García en el rol de Acis, quien se manejó con soltura en el registro grave y tuvo una magnífica pronunciación. La representación se englobó dentro del proyecto pedagógico «Espacio escénico», coordinado por Carlos Feijóo y que obtuvo en abril de este año el premio «Francisco Giner de los Ríos» a la mejora de la calidad educativa (dependientes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y la Fundación BBVA).
Por la noche, los hermanos Pablo y Daniel Zapico, dos tercios del grupo «Forma Antiqva», ambientaron la noche gijonesa con un concierto atípico de cuerda pulsada en el café-teatro El Patio de la Favorita, desafiando así la localización habitual de los conciertos de Música Antigua y abriéndolo a un nuevo público.
Con tres pases de 30 minutos cada uno y una amplia expectación, los Zapico consiguieron un equilibrio muy interesante y efectivo entre el aspecto lúdico y el recogimiento, empastándose en ocasiones con el ars sonora nocturno.
Gran parte del repertorio procedía de su destacado e intimista programa «Concerto Zapico» (también editado en formato CD), y que comprende repertorio ibérico-italiano de los siglos XVII y XVIII; también hubo otras transcripciones singulares, como el de tres pequeñas piezas de W. A. Mozart que cobraron una nueva perspectiva tras el arreglo de los hermanos Zapico.
Se trata, sin duda, de una excepcional propuesta que demuestra la atemporalidad de un repertorio y la importancia de la función social de la música, algo que siempre está presente aunque a veces se nos olvide.
Hoy el FIMAG ofrece un doble programa:
Por un lado, los instrumentistas del grupo barroco «La Tempestad» ofrecen un recital en el Centro de Cultura Antiguo Instituto a las 17.00 horas, dentro de la programación «Festival Activo» (conciertos para colectivos desfavorecidos, concertados con centros de disminuidos psíquicos y afectados de Alzheimer).
A las 19.15 horas habrá un encuentro en el mismo sitio con el trío «Hippocampus», que interpretarán a las 20.00 horas (también en el CCAI) el programa «Lasciatemi morire», basado en poesía y música de la Italia del Seicento.
Escrito por EDUARDO G. SALUEÑA
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