El quinteto Pablo Sorozabal lleva su música de viento a la ermita de La Antigua
El Quinteto de Viento Pablo Sorozabal será el protagonista del cuarto concierto del XXIX Ciclo Musical de La Antigua que tendrá lugar esta tarde, a partir de las 19.30 horas, en la ermita.
La agrupación está integrada por Jesús Solabarrieta (flauta), Mikel Olazabal (oboe), Emilio Chirivella (clarinete), José I. Etxeberria (fagot) y Jon Lizaso (trompa). Fundado en 1986 y nominado así con el beneplácito del músico vasco Pablo Sorozabal, el quinteto realiza la labor de divulgación de la música de cámara.
Su repertorio muestra un profundo conocimiento de la música para quinteto clásico de viento, abarcando un amplio espectro que va desde el siglo XVI hasta nuestros días.
En el concierto que hoy protagonizarán en la ermita de La Antigua interpretarán obras de Tomás Aragües, Francisco Escudero y el propio Pablo Sorozabal.
Como es habitual hay servicio de autobús para acceder a la ermita. La salida tendrá lugar, a las 19.00 horas. Las obras de reurbanizción que se están llevando a cabo en Elizkale han obligado a cambiar el lugar de la parada.
Imagen tomada del blog GIPUZKOA 31, creado por Asier G.
Será desde Islas Filipinas.
El de esta tarde es el penúltimo concierto del XXIX Ciclo Musical de La Antigua que se llevará a cabo en la ermita.
Imagen tomada del blog GIPUZKOA 31, creado por Asier G.
El próximo sábado Sigma Project sax quartet protagonizará la última actuación.
No obstante, el ciclo acoge un sexto concierto que se desarrollará en el caserío Igartubeiti de Ezkio Itsaso.
Será el 6 de octubre, a las 18.00 horas. Correrá a cargo de Finis Mundi, integrado por Emilio Villalba (laud, citola, arpa, viola de teclas), Elena Escartín (flautas de picos), José Manuel Rubio (viola medieval, zanfoña, panderos).
Foto de AGM
Ermita La Antigua
Saliendo del centro de la localidad en dirección a la carretera de circunvalación, nada más pasar la Parroquia y poco antes de la Gasolinera tomaremos a la izquierda una carretera que tras unos dos kilómetros de ascensión nos conduce hasta la ermita. El lugar permite disfrutar de unas hermosas vistas sobre Legazpi, Zumarraga, Urretxu, Irimo. Cuenta también con un área de recreo familiar con arbolado (hayedo) mesas y bancos de piedra. Desde aquí se pueden realizar un agradable paseo hasta el monte Beloki.
Son muy interesantes las fiestas de Santa Isabel (2 de julio) cuando los vecinos de la localidad y comarca suben, desde primeras horas de la mañana, en romería hasta este lugar donde celebran misa, y los dantzaris de la localidad, tras una breve procesión alrededor del templo, ejecutan ante el altar una antigua Danza de Espadas, la Ezpata Dantza de Zumarraga. Tras la misa repiten la misma danza en el exterior y bailan también el Aurresku. Comida por cuadrillas y familias amenizadas con txistularis, trikitrilaris, etc.., hasta la tarde que vuelven a bajar a la localidad en alegre romería.
Fue, hasta 1576, la primera parroquia de Zumarraga, y constituye, sin duda alguna, uno de los edificios más antiguos de esta zona. Constituye un ejemplo claro del románico vasco, del que tan pocos monumentos perduran hoy en día (ello no obstante, encontramos elementos arquitectónicos del periodo de transición románico-gótico). Su primitiva construcción románica no posee contrafuertes exteriores por estar formada por una construcción que se techó y cubrió originalmente con madera. Está compuesta por una sola nave, la cual está dividida en tres partes por seis gruesos pilares cilíndricos. Además, tiene dos cerchas extremas sobre los muros frontales de la fábrica, el correspondiente al presbiterio y al hastial cabecero. La cubierta es a dos aguas. El coro y tribunas laterales formados por piso de madera sobre viguetillas zapatas siguen la tradicional disposición adoptada en muchas iglesias típicas de la región, sobre todo en la parte vasco-francesa.
En parte de su maderamen interior (cabezas de zapatas, ménsulas, vigas) se ven tallas características empleadas normalmente en las estelas, arcas, dinteles, etc.: ruedas, cruces gamadas, representativas en su origen céltico del sol y del fuego. Son muy curiosos los relieves en que terminan varias de estas enormes zapatas, ya que aparece en ellas la figura humana representada por cabezas y bustos de mujer, algunas de ellas tocadas con un «sapi», también aparecen talladas otras figuras: es de admirar un dragón. En la parte exterior del ábside de forma de trapecio, de época posterior a las paredes frontales del presbiterio, se encuentran empotrados en su fachada dos elementos arquitectónicos de gran interés:
– Un crucero gótico tallado en piedra arenisca en el tímpano de una pequeña portada.
– Una ventana gótica actualmente recuperada después de las obras con una reja de hierro forjado centrada en el tímpano, de una composición muy parecida a la que rodea el crucero.
– Entre ambas composiciones arquitectónicas hay una orla de piedra con la siguiente inscripción, ejecutada en letras góticas: MCCCCLXXX.
Imágenes tomadas del blog GIPUZKOA 31, creado por Asier G.
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