A la gente le gusta entrar en un pub y ver a un músico tocando la tiorba
El músico asturiano triunfa por todo el mundo con Forma Antiqva y es director del Festival de Música Antigua de Gijón.
Aarón Zapico, Músico y director del Festival de Música Antigua de Gijón asegura que, para él, la música tiene bastantes similitudes con la gastronomía.
Que si tuviese que elegir entre alguno de sus platos favoritos -entre una fabada y un buen asado, por ejemplo- no sabría por cuál decantarse.
Quizás por eso, tanto o más como recorriendo el mundo junto a Forma Antiqvua, la formación en la que junto a sus hermanos Pablo y Daniel ha revolucionado la música barroca en España, Aaron Zapico (Langreo, 1978) disfruta dirigiendo una orquesta o dando clases en el conservatorio.
Iguales satisfacciones obtiene dirigiendo el Festival de Música Antigua de Gijón, que se celebra entre el 6 y el 13 de julio en la ciudad.
-¿Qué aporta Aaron Zapico al Festival de Música Antigua de Gijón?
-Sobre todo ilusión, pero también es cierto que nuestra experiencia en este campo y nuestros viajes nos permiten descubrir cosas que después tratamos de traer a Gijón para que los asturianos puedan disfrutarlas.
Un ejemplo es la forma de trabajar de l’Auditori de Barcelona, que es un verdadero referente.
Allí están muy por delante en cuanto a integración social, y de ahí salen los conciertos para colectivos desfavorecidos que se presentan en el festival.
Queríamos hacer recitales para embarazadas y bebés, pero por falta de dinero no fue posible. Trataremos de seguir por ese camino, y esa espita no la cerraremos mientras yo esté en la dirección.
-La de los conciertos para disminuidos psíquicos es precisamente una de las aportaciones más llamativas de su propuesta…
-Es de lo que más me interesa. Tratamos de acercar a todo el mundo las actividades, y seguiremos por ese camino.
Buscamos apoyar a los jóvenes para que den sus primeros pasos -de ahí el concurso-, y ayudar a los colectivos desfavorecidos.
Los ciegos no tienen alternativas para ir al cine, ni los sordos muchas posibilidades de ir a conciertos, pero hay formas de que puedan acercarse a estas disciplinas.
La gente con mínimas dificultades se queda fuera de los circuitos culturales.
Cierto es que hay que ser responsable con el dinero que se gasta, sobre todo si es de instituciones públicas, pero este es un camino que no debemos abandonar.
-¿Qué más ofertas presenta el festival?
-Hay muchas cosas interesantes. No es que lo descubra yo, pero la verdad es que todos los que vienen son de un nivel extraordinario. Y todo es gratis.
No podría destacar a ninguno, pero sí recomendaría acercarse a la noche del Patio de la Favorita, donde habrá una fusión interesantísima de barroco, música tradicional, música persa, iraní…
-Algo muy difícil de disfrutar en un bar…
-A la gente le gusta entrar en un pub y ver a un músico tocando la tiorba, sobre todo si lo hace bien. Encontrarse algo así cuando vas a tomar una copa es una experiencia increíble.
La música de calidad gusta a la gente, lo que pasa es que lo ‘mainstream’ se impone porque es lo que hay, y porque cuenta con unas grandes promociones y financiación sin límites para meternos sus propuestas por los oídos.
-Pero no solo hay recitales en el festival…
-Cierto. Además de los conciertos hay actividades paralelas, como la muestra de instrumentos que se abre el martes, aunque es algo de lo que yo no me he encargado directamente.
También hay cursos abiertos a la gente y el concurso que mencionaba antes. En el futuro tenemos en mente hacer unas jornadas de cocina acordes a la época… Todo se andará.
-La música barroca parece que está en auge. ¿O es que desde que Forma Antiqva la ha popularizado nos suena más a los asturianos?
-Ha sido el trabajo de muchos años, paso a paso.
Y esos pasos han sido tan pequeños que a nosotros no nos parece que el recorrido haya sido tan largo, pero lo cierto es que la música antigua es una corriente que nos ha llevado muy lejos.
Esto es como una empresa, toda la familia nos apoya y hay un montón de gente trabajando con nosotros que son responsables de guiarnos.
Cuando lo vemos con cierta distancia, nos damos cuenta de dónde estamos, y eso nos hace estar muy contentos.
-Lo cierto es que tienen muchos frentes abiertos… ¿Cuándo sale a la venta el disco que grabaron en Oviedo con Winter & Winter?
-La primera edición de ‘prueba’ la recibiremos uno de estos días, pero el disco se presentará en otoño.
-Esta semana tocan en Austria…
-Sí, y después en Suiza. Este verano debutamos en Valdediós, en noviembre queremos acabar la grabación de música de Steffani, del
siglo XVIII… También voy a dirigir a la Filarmónica de Málaga.
-¿Qué va a hacer con ellos?
-La ‘Rejouissance’, un programa muy bonito con Haendel, Telemann… Para disfrutar con él, tanto los músicos como el público. Será el 14 de julio.
-También estará en Oviedo con ‘Don Giovanni’, en enero.
-Sí, es la misma versión que hicimos en 2009 con la Ópera de Oviedo. Es un placer trabajar con ellos y es un honor que sigan contando con nosotros. También espero que sigan los apoyos y que cambie un poco la mentalidad sobre la ópera. Hay cierta impresión de que es algo elitista, pero en realidad la ópera no es cara, es un espectáculo total.
-¿Qué tal la última experiencia en Oviedo con ‘Agrippina’?
-Enorme. A pesar de que eran cuatro horas y media de espectáculo creo que la gente salió encantadísima. Bueno, salvo a un pequeño reducto que hagas lo que hagas les mosquea…
-Si se refiere a algunos pateos, parece que iban más por la propuesta escénica que por la musical…
-Había algunas imágenes de gente comiendo carne…
Algo que si se ve en la tele a nadie le parece mal, pero estos se escandalizan porque es en la ópera…
La Roma de ‘Agrippina’ no es un cuento de Pin y Pon, hay conspiraciones, incestos, asesinatos…
La historia se puede contar así, de hecho era una forma muy buena de contarla.
Entrevista realizada el 24.06.13 por MIGUEL ROJO | GIJÓN. ElComercio.es
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