Danzas de la Sevilla del Siglo de Oro
ACCADEMIA DEL PIACERE VUELVE A LA MÚSICA BARROCA ESPAÑOLA CON SU NUEVO CD ‘SPAIN ON FIRE’
El conjunto del violagambista Fahmi Alqhai recrea las danzas de la Sevilla del Siglo de Oro
”Estos lascivos bailes parece que el demonio los ha sacado del infierno, (…) tantos, que ya parece que faltan nombres y sobran deshonestidades: tal fue la zarabanda, la chacona, la carretería, la japona, Juan Redondo, rastrojo, gorrona, pipirronda, guriguirigaí y otra gran tropa de este género, que los ministros de la ociosidad, músicos, poetas y representantes inventan cada día sin castigo”.
Así de escandalizado describía el utrerano Rodrigo Caro en 1626 los reggeatones del siglo XVII, danzas que desde América desembarcaban en la Sevilla del Siglo de Oro para inflamar cuerpos y almas en las cálidas noches de sus barrios.
Desde allí se infiltraron en la música culta de toda Europa, hasta el punto de ascender –como pasó con la zarabanda y la chacona– a las más sublimes creaciones del mismísimo Johann Sebastian Bach.
Fahmi Alqhai y los suyos retoman las fuentes originales de esas danzas, según fueron recogidas en los impresos españoles del siglo XVII, para recrearlas junto a apasionadas canciones de amor de los más destacados autores de la España del momento, como el singular José Marín –tenor, cura, compositor y asesino–.
Para ello Fahmi Alqhai contará con la voz de la emergente soprano valenciana Quiteria Muñoz, una habitual ya de las giras europeas del conjunto, y con el elenco instrumental de su Accademia del Piacere: Rami Alqhai y Johanna Rose a las violas da gamba, Javier Núñez al clave, Carles Blanch con la guitarra barroca y Agustín Diassera en la percusión.
El grupo sevillano acometerá la grabación del repertorio los próximos 13 y 14 de noviembre, en el Espacio Turina de Sevilla.
En palabras del propio Fahmi Alqhai, “estas danzas hispanoamericanas no solo pusieron las bases de la suite barroca para toda Europa, sino de la música popular española para los siguientes siglos”.
De hecho, manifiesta, “elementos muy peculiares del folklore español como el rasgueado de la guitarra, los compases cruzados entre binario y ternario o las improvisaciones sobre ruedas de acordes que aún escuchamos en las seguiriyas y otros palos flamencos” tienen sus primeros ejemplos en esta música de la España del Siglo de Oro, “cuya pintura o escultura conocemos de memoria pero cuya música se ha difundido mucho menos”.
PRÓXIMAS GIRAS DE FAHMI ALQHAI Y ACCADEMIA DEL PIACERE
Tras este trabajo en el Espacio Turina, Fahmi Alqhai y Accademia del Piacere proseguirán sus habituales giras internacionales, que los subirán en los próximos meses a escenarios de Suiza, Noruega, Canadá (febrero), Estados Unidos (abril, con conciertos en Washington, Nueva York y Milwaukee), Austria, Marruecos y Alemania.
Nacido en Sevilla en 1976 de padre sirio y madre palestina, Fahmi Alqhai ha hecho de la viola de gamba “el vehículo perfecto para su artesanía musical” (Carolina Gill, Gramophone).
Su historia vital va ligada a su Accademia del Piacere, que celebra dos décadas marcadas por la valentía de sus innovadores proyectos y la fuerte personalidad artística de su director.
Gracias a su concepción de la música histórica como algo vivo y cuajado de emociones, es considerado el grupo de vanguardia de la música antigua española y uno de los más influyentes del panorama europeo.
Accademia del Piacere ha actuado en los escenarios más prestigiosos de la música clásica europea y mundial.
Entre ellos, la Filarmónica de Berlín, las Konzerthaus de Berlín y Viena, la Philharmonie de Colonia y la de Hamburgo, la Fundação Gulbenkian de Lisboa, y otros muchos de Países Bajos, México, Colombia, Francia, EEUU, Japón, Bélgica, Alemania, Suiza, España…
Sus conciertos son regularmente emitidos en directo por la Unión Europea de Radiodifusión y sus emisoras asociadas, apareciendo en múltiples emisiones televisivas.
En sus grabaciones para Alqhai & Alqhai, Deutsche Harmonía Mundi (SONY) y Glossa, sello fundado junto a su hermano el también violagambista Rami Alqhai, Accademia del Piacere ha revelado nuevos matices en repertorios fundamentales de la música histórica como el Seicento italiano, la música española del Renacimiento (Rediscovering Spain) o la escénica del Barroco hispano (Cantar de Amor, dedicado a Juan Hidalgo), y ha recibido por ello reconocimientos como el Choc de Classica (Francia) o el Prelude Award (Holanda).
Accademia y Alqhai sorprenden además visitando territorios artísticos ajenos al historicismo, como en Las idas y las vueltas, junto al cantaor flamenco Arcángel, Giraldillo a la Mejor Música de la Bienal de Flamenco de Sevilla 2012 o Diálogos, junto a Rocío Márquez con el que repiten Giraldillo de la Bienal, esta vez a la Innovación.
On Fire
Pasiones humanas y divinas del Barroco español
On Fire
Divine and human passions in the Spanish Baroque
Fahmi Alqhai viola da gamba & dirección musical
Quiteria Muñoz soprano
Johanna Rose viola da gamba
Rami Alqhai viola da gamba bajo
Javier Núñez clave
Carles Blanch guitarra barroca
Agustín Diassera percusión
On Fire
Pasiones humanas y divinas del Barroco español
PROGRAMA
Himno Pange Lingua More Hispano y su glosa
Himno anónimo gregoriano
& Glosas de Antonio de Cabezón (1510-1566) y Fahmi AlqhaiSan Sabeya, gugurumbé
Mateo Flecha (1481-1553)Glosa en canon sobre el bajo del pasacalle
Fahmi AlqhaiLa bella Çelia que adora
Luis de Briceño (fl. 1610-1630)Glosa e improvisación sobre Conde Claros
Fahmi AlqhaiYo soy la locura
Henry de Bailly (1590-1637)Pasacalles
Antonio Martín i Coll (ca. 1660-ca. 1734)No piense Menguilla
José Marín (1618-1699)Ciaccona a tre
Andrea Falconieri (ca. 1586-1656)Niña, como en tus mudanzas
José Marín (1618-1699)Pavana al ayre español
Gaspar Sanz (1640-1710)Ay, amor loco
Luis de Briceño (fl. 1610-1630)Diferencias sobre el canto del caballero
Antonio de Cabezón (1510-1566)
Bayle del Gran Duque
Antonio Martín i Coll (ca. 1660-ca. 1734)Tarantela y canarios
Carles Blanch & Fahmi Alqhai
NOTAS AL PROGRAMA
La España del siglo XVII, y particularmente la Sevilla del momento y su puerto de Indias, fueron paradigma de la hoy llamada diversidad, con su contracara de desigualdad.
En ellas se mezclaron, juntas y revueltas, la pobreza más lacerante con el despilfarro exhibicionista del oro de América, la brillantez intelectual con la ignorancia más oscura, el puritanismo moral con la depravación, la más ingenua bondad con la crueldad cotidiana.
De ese picadillo de ideas y personas emergió una era dorada de las artes y las letras, bien reconocida hoy en pintura o literatura, pero menos en el campo de la música.
Lo cierto es que esta disfrutó de una riqueza de estilos y géneros deslumbrante y rara vez repetida.
Como momento importante de la vida cotidiana de todas las clases sociales, desde la alta aristocracia y el clero más privilegiado hasta la pequeña burguesía urbana, el incipiente proletariado o los no pocos esclavos, la música del siglo nos ha dejado testimonios de sus muy diversos estilos: la vieja polifonía policoral en las iglesias, los tonos humanos en los palacios, las zarzuelas en los teatros, la guitarra de moda en los hogares y las barberías…
La cúspide de esa pirámide social, la Corona, había adoptado casi como himno nacional el Pange Lingua ‘More Hispano’, o sea, la versión española del viejo himno gregoriano: omnipresente en celebraciones solemnes desde la Península a los virreinatos americanos, fue versionado por los compositores más ilustres de la corte.
Pero en el otro extremo, en la base de esa pirámide, mandaban las danzas, muchas danzas, dispuestas a subir por el ascensor social mucho más rápido que las personas. Procedentes muchas de ellas de las colonias americanas, solían desembarcar de manos de los esclavos, que se solazaban con ellas en las juergas nocturnas que, para escándalo de los moralistas de la época, se toleraban en barrios como el de San Bartolomé de Sevilla, ya entonces multirracial. Lascivos bailes que parece que el demonio los ha sacado del infierno, en palabras de Rodrigo Caro (1626), zarabandas, pasacalles, chaconas y otra gran tropa de este género pasaron pronto de las calles a los libros de guitarra y los entreactos teatrales, y de ahí a los salones de la aristocracia.
Sus ritmos cruzaban el compás binario y el ternario de una forma muy flamenca, y su estructura musical solía consistir en breves ruedas de acordes repetidas hasta el infinito, sobre las que se organizaban variaciones melódicas: una sencilla forma de origen improvisatorio aún hoy en uso en el blues o las seguiriyas.
Esas danzas, acompañadas por la emergente guitarra como instrumento de moda, formaron una sólida base para el acervo folklórico español que hoy conocemos, y fueron copiadas por una Europa que miraba a España con mezcla de rechazo y fascinación por su exotismo: el fuego español prendió en la mismísima corte de Versalles a través de la moda à l’espagnole, instalada en la corte francesa gracias a personajes como Luis de Briceño, y los acordes y ritmos hispanos pusieron así el fundamento de lo que conocemos como música barroca.
A través de ellos y de apasionadas canciones de amor podremos hoy disfrutar del testimonio de esa época dura, en la que había que vivir rápida e intensamente para ganar la partida a la muerte, consumiendo el fuego vital a la velocidad de una estrella fugaz.
Juan Ramón Lara
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