De lo viejo que suena a nuevo…
Para López Banzo (Zaragoza, 1961), la música barroca está «viva y coleando».
«Es un momento muy espléndido para la música antigua.
Su interpretación historicista ha ejercido una gran influencia en todo el mundo y también en la orquestas modernas. Aplaudo su incorporación a trabajos especializados.
Es muy normal ver orquestas sinfónicas europeas interpretar obras clásicas barrocas con instrumentos originales.
Ha habido una seducción y todo el mundo está en disposición de atacar estas interpretaciones tratando de usar técnicas e instrumentos antiguas.
Es la gran influencia y el radical cambio de interpretación de Beethoven o Mozart.
Creo que esta tendencia va a ir in creciendo invitando a intérpretes de música antigua».
Para el clavecinista y miembro de Al Aire Español, el público ha aceptado plenamente este «desnudar» a los clásicos para presentar su música más limpia.
«Les estamos quitando abrigos de terciopelo para que se quede el Beethoven mismo.
Es un encontrar el auténtico alma del mensaje, no solo con instrumentos originales, sino criterios interpretativos.
Es decir, no solo es cambiar de instrumentos sino agregar un pathos, un espíritu a las interpretaciones.
Al despojarlo nos encontramos un instrumento más dúctil, con más expresión. Aunque antes se pensaba que era más lineal, el vibrato lo ocultaba todo.
Esta interpretación saca cosas escondidas, más ímpetu y más comunicación con el público.
El público, francamente, lo agradece mucho».
A su juicio es como «volver a redescubrir la música» y todo lo que sea interpretar algo conocido pasa a un segundo plano, matiza.
López Banzo estudió con Gustav Leonhardt, «era una autoridad inmensa con una cultura y un conocimiento profundo del concepto estético del pasado.
Tenía un estilo personal e irrepetible.
Sus clases, francamente, siempre eran impresionantes.
Aprendí todo de él a pesar de que en ciertos criterios me distancié.
Yo creo que comprendió que yo tenía un punto de vista distinto de las cosas.
Pero aprendí del rigor en la forma de acercarse a las partituras.
El no creer en la edición moderna como si fuera un producto acabado.
Leonhardt te enseñaba a ir a los manuscritos porque, al editar, muchos editores cambian las dinámicas porque hay que tomar decisiones y, a veces, éstas pueden ser bastante mal tomadas.
Es importante que sea uno mismo quien tome las decisiones sobre las partituras.
El conocimiento no tiene que ser tan profundo como el de los musicólogos, pero hay que interesarse por las partituras de puño y letra y, en muchas ocasiones, he decidido no seguir al editor».
Palabra de Dios
Por eso, continúa López Banzo, se considera algo más que un simple «repetidor» de las partituras.
«El intérprete de música antigua nunca debe pensar, y esto es algo fundamental, que lo que tiene delante es la palabra de Dios.
Hay que tratar de contrastar con los originales.
Hoy en día es fácil con internet.
Se pueden leer directamente las suites de Bach.
Por eso, más que un músico, soy una persona que se interesa por saber qué hay detrás de la partitura. Siempre digo que una interpretación y que una obra pueden decir muchas cosas y no decir lo suficiente y la única manera que tienes de encontrar qué decir es ir al fondo de la partitura».
El intérprete y director «descubre» partituras españolas antiguas «continuamente» y ha estrenado varias de ellas. Pero también le interesa la música italiana.
«Hay partituras impresionantes», afirma aunque últimamente se ha dedicado a Handel.
A su juicio, interpretar continuamente «obra de repertorio» hace que el público «no conozca tantas cosas hermosas del pasado como hay».
Un ejemplo, cita, es el propio Bach, «descubierto» por Felix Mendelssohn.
El problema, añade, «es que se crea un círculo vicioso entre intérpretes y público.
Es posible que sea cierto eso de que, en el ser humano, el oído es el sentido más perezoso, pero también, en mi opinión, es culpa de la carencia cultural que existe en España.
La música clásica en este país es muy reciente.
Hasta hace muy poco solo se escuchaba en cuatro sitios.
Su desarrollo ha sido con la democracia y los públicos necesitan más tiempo para ser capaces de demandar otras obras», añade.
Cuánta razón tiene López Banzo. Y está muy bien que alguien deje caer de vez en cuando que la interpretación historicista «no solo es cambiar de instrumentos sino agregar un pathos, un espíritu a las interpretaciones». Lo de adaptar la técnica véase incluído en ese «pathos» del que habla… 😉