El viaje interior, música sufí andalusí
El gran músico Eduardo Paniagua es usuario de la Biblioteca Islámica desde hace muchos años.
Cuando, recientemente, visitó sus instalaciones, fue invitado a escribir un texto para su blog en relación con su trabajo y la música andalusí, de la que se posee una completa colección a disposición de todos los usuarios.
«Viaje interior es el título del último CD editado en Pneuma, el sello español que profundiza en la tradición musical árabe-andalusí, dentro de la colección “Al-Andalus”.
Es también una muestra musical que prolonga la intención del CD “Pasión Sufí”, que editó el mismo sello hace dos años (referencia PN-1120).
La música de Al-Andalus se relaciona con todo lo que embriaga: los instrumentos interpretados con virtuosismo, las copas de vino y licores en lenguaje figurado o real, el embeleso de jardines perfumados, el enamoramiento arrebatado y la amistad efusiva.
De hecho, la música sufí andalusí es un entretenimiento insustituible en los ámbitos de la fiesta mística y de la expresión de los sentimientos religiosos. Con frecuencia, a través de la música y de sus cualidades se busca la excitación hasta el grado de éxtasis.
Los sufíes cantan la música religiosa con verdadera devoción, a menudo con textos eróticos de mística interpretación.
Además, en algunas ocasiones, se acompañan con instrumentos cuyos sonidos favorecen su intención, aumentan la alegría interna y llevan a la reflexión o a la contemplación.
Este es el caso del trabajo que he realizado en comunión con músicos de Tánger que, además, tienen unas profundas creencias religiosas.
A pesar de que, al no ser musulmán, no siempre es fácil ser admitido en ese contexto, se trata de una experiencia musical fascinante, pues mis amigos músicos rezan cuando cantan. Y eso se transmite en la escucha.
Para los estudiosos y melómanos, presento este repertorio como una suma de “melodías bellas, voces bellas, poemas bellos” pero, para la persona “abierta”, la interpretación de estos poemas y melodías supone mucho más.
En resumen se puede asegurar que es una autenticidad mística extraída de la tradición de las cofradías sufíes del Norte de Marruecos.
Y, lo más fascinante para los españoles y los europeos, es que conecta con la más pura tradición andalusí.
En la música árabe es fundamental la relación de los sonidos y las escalas con las fuerzas cósmicas. Estas escalas denotan su afinidad con las cualidades del cuerpo y del alma.
Quien lo escucha con cierto nivel de concentración puede experimentar estos “beneficios”.
Podemos ver la influencia directa de la música en el carácter humano y la psique del receptor en un artículo de Manuela Cortés titulado: “Sobre la música y sus efectos terapéuticos en la Epístola sobre las melodías de Ibn Bāŷŷa”:
“Ibn Bāŷŷa comienza su “risāla” hablando de las notas musicales y su relación con el movimiento de los astros, y con los humores del cuerpo como elementos vivos que forman parte de la naturaleza.
Añade que, cuando el hombre escucha las notas de una melodía, coge el instrumento y las interpreta acompañándose de la poesía, y hace el esfuerzo de entenderlas, la música llega a lo más profundo del ser y lo purifica”.
La intención de la canción reposa en la dinámica del aliento canto-flauta. Las cuerdas del laúd y el salterio envuelven la expresividad de estos.
Y juntos consiguen el equilibrio, la tranquilidad y la introspección del alma que el intérprete y el oyente requieren para realizar la experiencia de un “viaje interior”.
Este CD está dedicado a la memoria de uno de sus intérpretes: Ahmed al Gazi, maestro del rabab, que falleció poco después de la grabación.
Fue atropellado por un taxi descontrolado en Tánger cuando caminaba por la acera.
El golpe fue mortal, su maravilloso instrumento de más de 150 años quedó hecho serrín y el mundo andalusí huérfano de un verdadero maestro de la tradición.
Y aquí dejo una muestra de una de las canciones que en el libreto aparece en árabe original y también su traducción al español hecha por Andrés Guijarro, arabista y gran autoridad en la materia específica sufí.
Oh tú que me criticas (Ya adili), de Al-Harraq (1772-1845):
¡Oh tú que me criticas, déjame beber,
que nada sabes tú de la bebida!
Levántate y, cuando te la ofrezca,
apura del fondo de la copa el vino de los significados.
Escucha el canto que a la par entonan diciendo:
«¡Oh Él! ¡Heme aquí, oh Él!
Disfruta con el recuerdo del Amado y alégrate,
pues ya ha alcanzado la pasión su límite.
Si pregunto a mi corazón por mi amado,
me responde: «He aquí a aquel por quien preguntas.»
Este texto es recogido del blog BIBLIOAECIDMADRID de la Biblioteca de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), que comprende a la biblioteca Hispánica, Islámica y de Cooperación y pretende servir como espacio virtual para ofrecer a la comunidad lectora e investigadora un canal fluido de intercambio de información y comunicación.
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