La pasión por la sonata del Ensemble Diderot

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Sonate a quattro
Ensemble Diderot

Ensemble Diderot, el ensemble dirigido por el violinista Johannes Pramsohler, acaba de lanzar un nuevo trabajo discográfico dedicado al escurridizo género de la denominada sonata a cuatro, que, si bien tuvo una vida efímera, cobra relevancia como eslabón de la música de cámara barroca, y antesala del cuarteto de cuerda. Hace apenas cinco meses reseñamos aquí el anterior trabajo del conjunto, Travel Concertos, y es que la hiperactividad en la creación y grabación de nuevos programas es la marca de la casa, a juzgar por lo abultado de su discografía, que graban con su propio sello, Audax Records.

Tras varios volúmenes dedicados a la sonata a trío, éste que nos ocupa se ha centrado en la sonata a cuatro, en concreto, aquella interpretada por una pareja de violines, una viola y el bajo continuo, un género que, en palabras de Johannes Pramsohler, estaba reservado para los instrumentistas más virtuosos.

Y es que la sonata a quattro no alcanzó la popularidad de la tríosonata, que constituye una de las piedras angulares de la música instrumental del siglo XVII. Nacida en Italia hacia 1600, la canzona es un género de música importado de la chanson vocal parisina. El nombre canzon da sonar, que evolucionará hacia el más conocido de sonata, ya hace alusión a una pieza solamente interpretada por instrumentos.

Hacia la mitad del siglo, la sonata ya está completamente extendida por Europa, pero en un formato basado en dos instrumentos solistas y bajo continuo, recibiendo el nombre de sonata a trío o tríosonata. Se calcula que en un siglo llegaron a componerse alrededor de ocho mil de estas piezas. Uno de los protagonistas de esta moda musical es el violín, que acabó por convertirse en el instrumento estrella de la música barroca. En la sonata a trío, los dos violines tienden a desarrollar un diálogo en patrones rítmicos complementarios, más que un lucimiento solista.

Ensemble Diderot tiene en su haber un buen puñado de grabaciones dedicadas a la sonata barroca, como los tres discos sobre las tríosonatas de Jean-Marie Leclair, Jean-Joseph de Mondonville y Johann Friedrich Meister, respectivamente, o el volumen en torno a la sonata para tres violines. Ahora, Sonate a quattro sigue profundizando en el género, esta vez centrándose en un estilo más raro y menos popular, pues la sonata a cuatro no tuvo la difusión que alcanzó la sonata a tres, y fue rápidamente sustituida por el cuarteto de cuerda. Realmente, es un formato que precede inmediatamente a este último, pues ya presenta los dos violines y la viola, mientras que en la transición entre los dos formatos desaparece el clave.

Como apunta Johannes Pramsohler en las notas interiores del disco, las tríosonatas eran servidas como “ostras en restaurantes franceses”, generalmente, en “paquetes de seis e incluso por docenas”, mientras que las sonatas a cuatro eran con frecuencia obras individuales y dirigidas con frecuencia a profesionales destacados.

El disco presenta sonatas para dos violines, viola y bajo continuo de Johann Gottlieb Goldberg, Georg Philipp Telemann, George Frederic Händel, Johann Friedrich Fasch y Johann Gottlieb Janitsch. Según los autores, son todas piezas que combinan la conjunción de los estilos franco-ítalo-alemán. En la grabación han intervenido Johannes Pramsohler y Roldán Bernabé en los violines, Alexandre Baldo en la viola, Gulrim Choï en el cello, y, finalmente, Philippe Grisvard al clave.

De los compositores presentes en el disco, los más renombrados son Händel y Telemann, siendo los restantes menos conocidos por el gran público. Hay que destacar que la investigación llevada a cabo por el ensemble para la selección de las piezas a incluir ha dejado fuera algunas encontradas bastardas, podríamos decir, pues nacieron como sonatas a trío, y posteriormente fueron convertidas a cuatro con el añadido postizo de una viola.

La relación de Händel con la sonata se inicia durante su estancia en Italia, entre 1707 y 1711, cuando entra en contacto y asimila la obra de Corelli y de la escuela veneciana. Desarrolla el estilo primero en Alemania y finalmente en Inglaterra, y, en 1732, John Walsh, que publicó muchas de las creaciones del alemán, editó doce sonatas para diferentes instrumentos con el título Solos for a German Flute a Hoboy or Violin with a Thorough Bass for the Harpsichord or Bass Violin Compos’d by Mr. Handel”.  Hay quien sostiene que se trataba de obras de carácter doméstico, pensadas para amenizar los salones de los ricos burgueses, frente a las obras de mayor envergadura y acreedoras de un prestigio más elevado, como las óperas y los oratorios. De hecho, indica Pramsohler en las notas que acompañan al disco que la sonata en él incluida – Sonata in Sol Mayor, Op. 5, No. 4– es un “grandes éxitos” instrumental compuesto por versiones de obras escénicas y oratorios.

Telemann es otro de los grandes del barroco alemán, aunque fue injustamente eclipsado por la posteridad, y parcialmente olvidado, algo que no les pasó ni a Bach ni a Händel. Su cuarteto en La Menor aparece en los archivos de Darmstadt y en los de Dresde, así que debía ser una pieza bastante interpretada en las cortes en la época.

Menos conocido es Johann Gottlieb Goldberg, aunque su nombre está asociado a las famosas variaciones sobre la obra de Bach. Pramsohler, en las notas de la grabación, afirma que la suya es una “pieza académica”, y que los dos rápidos movimientos son buenos ejemplos del arte barroco de la fuga -y reproduzco literalmente el texto, porque no tiene desperdicio-, “tal y como fue cultivado, de forma casi fetichista, en Berlín por el club de fans de Bach en torno a Christoph Schaffrath, Johann Philipp Kirnberger, y Anna Amalia de Prusia”. Y concluye el director, “el goce sensual era combinado con el conocimiento espiritual”. Brillante.

Tampoco es muy conocido otro de los protagonistas de esta grabación, Johann Friedrich Fasch, quien parece ser que no publicó en vida ninguna de sus obras, a pesar de que nos ha legado conciertos, sinfonías, cantatas, y música de cámara, como esta sonata en Re Menor, que ha grabado el Ensemble Diderot.

Finalmente, Johann Gottlieb Janitsch fue un músico que sirvió en la corte de Federico II, y que dedicó los años finales de su vida a componer cuartetos. Han llegado hasta nosotros hasta 35 tríosonatas y aproximadamente 40 sonatas a quattro suyas. En palabras del compositor de la época Johann Wilhelm Hertel, Janitsch “era un buen contrapuntista y sus cuartetos son hoy todavía los mejores ejemplos de este género”. Por cierto, este disco incluye la primera grabación mundial de su Quatuor en Re Mayor, muestra fiel de la tradición del Ensemble Diderot de descubrir los repertorios más desconocidos y huir de lugares comunes.

Aparte de su indudable belleza formal, este disco ofrece un valioso testimonio sobre una etapa poco conocida de la evolución de la música de cámara barroca, y se suma al siempre apasionante corpus de música instrumental que constituye la discografía del Ensemble Diderot.

 

 

 

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