Nuevas luces sobre la obra de Vivaldi
El ensamble italiano L’Astrée dio muestra de su magnificencia al interpretar conciertos de Antonio Vivaldi (1678-1741) y, del mismo autor, cantatas en la voz de la soprano Gabriella Costa, en el Templo de la Valenciana dentro del 42 Festival Internacional Cervantino (FIC).
El grupo de cámara de la Academia Montes Regalis, considerado actualmente una de las orquestas barrocas de su tipo más importantes del mundo, interpretó los famosos cuatro conciertos para Violín, Cuerdas y Continuo, compuestos en 1723 por el músico italiano Antonio Vivaldi.
Bajo el título de «Le quattro stagioni e dintorni», el programa se complementó con tres de las más celebradas cantatas de ese compositor ahora clásico: «Elvira, anima mia», «Amor, hai vinto» y «Lungi dal vago volto», a cargo de la soprano Gabriella Costa, quien se lució acompañada por L’Astrée y Francesco D’Orazio, un virtuoso ejecutante del violín.
Al terminar el concierto, el inmueble de origen religioso que fue ocupado en el límite de su máximo aforo se cimbró ante la ovación con que el público agradeció tan fastuoso recital.
A manera de agradecimiento, el ensamble se puso de acuerdo y obsequió soberbia cuan impactante interpretación de la sublime «Lascia ch’io pianga», de Georg Friedrich Handel (1685-1759).
Ese fue el programa y la reacción del público.
Los detalles del concierto indican que con instrumentos originales, como un violín Guarneri de 1711, la famosa agrupación italiana interpreta música antigua.
El instrumento se llama «Conde de Cabriac» y tiene 303 años de vida, y en las manos del violinista Francesco D’Orazio, es preciado objeto divino.
El violín que utilizó D’Orazio fue creado por Giussepe Guarneri.
Es un instrumento de voz redonda, aterciopelada, con calor y potencia.
Se llama «Conde de Cabriac» porque perteneció a ese parisino coleccionista de violines y desde hace 10 años, este músico comparte la pertenencia del instrumento con «una mujer sumamente rica».
En su oportunidad, el artista del violín dijo a los concurrentes al tiempo que hizo un mohín de chiquillo enfadado: «Antes de casarme todo mi dinero se fue al violín; después, todo el dinero se fue a mi mujer».
Tras un «no es cierto, es broma, el público le obsequió un manojo de sonrisas acompañado con miradas de admiración.
L’Astrée, con D’Orazio de solista, presentó «Las Cuatro Estaciones y alrededores», que combina los conciertos con tres cantatas de Vivaldi en una apuesta (ganada) por detonar la capacidad expresiva de la música con la palabra, de lanzar el espíritu por los aires y luego, anclarlo a la tierra, a la raíz.
Esta obra, «sugiere el infinito», escribió Borges.
De ahí que La Valenciana, en un lleno total, se haya convertido en universo de emociones convocado por el grupo italiano de música antigua conformado, además del solista, por Paola Nervi (segundo violín), Pasquale Lepore (viola), Marco Ceccato (violonchelo), Giorgio Tabacco (clavecín), Daniele Rosi (contrabajo) y Pietro Prosser (tiorba).
L’Astrée, fundado en 1991 en Turín, desea llevar al público la expresión de la música tal como fue concebida.
Por eso la interpreta con instrumentos originales o copias fieles, con cuerdas hechas con tripas de vacas y afinados como entonces.
A diferencia de los de hoy, esos instrumentos emiten sonidos cálidos, y controlan mejor los detalles de la música.
El concierto formó parte del Proyecto Vivaldi, que busca grabar más de 700 piezas de ese autor, cuya capacidad compositiva resumió Daniele Rosi en una charla informal con el público al terminar el recital: «Sólo él era capaz de componer una pieza de cuatro horas… en cuatro horas y nosotros como italianos somos muy afortunados de tener toda su obra»
Gran aporte cultural, Amo la musica clasica, musica antigua, musica sacra, musica de toda clase, pero en general la que se lleve mi aplauso y mis emociones… gracias.