Savall venera a Ramon Llull
La música del maestro Jordi Savall, la orquesta Hespèrion XXI y la Capella Reial de Catalunya puso el broche final a la inauguración del Any Llull.
El homenaje de Savall al beato mallorquín llegó en forma de sirventés y danzas profanas de trovadores, troveros y juglares.
Bajo el título Temps de conquestes, de diàleg i de conhort, el polivalente músico trasladó a los presentes en la abarrotada basílica a la época de Ramon Llull.
Melómanos y lulianos emprendieron un viaje 700 años atrás con las músicas religiosas y medievales más representativas del momento.
Las melodías orientales de origen árabe o judio recordaron con emoción y belleza los momentos más importantes de la vida del intelectual, sus viajes y los hechos históricos más relevantes de su época.
Se interpretaron piezas de Raimon de Miraval como Aissi cum esgenser Pascors o Ductia, canción que sirvió para interpretar el nacimiento de Llull en 1232.
También llenaron el templo creaciones de Pèire Cardenal o Bernat de Ventadorm.
«Ramon Llull amaba profundamente el arte del canto, muchas de sus poesías estaban pensadas para ser cantadas», afirmó Savall en la presentación del concierto, un recital que contó con la actriz Sílvia Bel y Jordi Boixaderas como oradores.
Las voces de los contratenores Pascal Bertin y David Sagastume; la cantante Waed Bouhassoun; el bajo Daniele Carnovich; la soprano María Cristina Kiehr; los tenores Víctor Sordo y Lluís Vilamajó y el barítono Furio Zanasi hicieron las delicias de los presentes en un recital que arrancó rememorando la Mallorca musulmana de 1200 con la danza Mawachah Ya man Laibd Bihi Chamoulo.
Una fiesta que terminó con una merecida ovación del público al maestro Savall con su maravilla de concierto.
Escrito por Rosa Ferriol Palma para DiarioMallorca.es
Pablo Sosa escucha!
He asisitido al concierto el sábado noche y fue absolutamente hermoso. Que decir de Jordi Savall y estos grupos. Pero he descubierto a una intérprete siria con voz de oro Waed Bou Hassoun. Cuando la escuche me quedé de piedra. Hay que descubrirla.