Un artesano en la Corte del rey Magnánimo
Con Alfonso el Magnánimo, la Corona de Aragón vivió uno de sus mayores esplendores.
Sus dominios se extendían por tierras valencianas, catalanas, baleares, Cerdeña, Sicilia y el Reino de Nápoles, lugar al cual el monarca trasladó la Corte, y desde donde, en pleno siglo XV, promovió el humanismo renacentista.
Convertido en activo mecenas, el mandatario se rodeó de reputados artistas y teóricos que brindaron uno de nuestros periodos creativos más brillantes.
Más de 500 años después, en el marco del Early Music Morella / Academia y Festival Internacional de Música Medieval y Renacentista, surgió ‘Quattrocento‘ el disco que ahora ve la luz bajo el manto de Carles Magraner y Capella de Ministrers, que sirve para conmemorar las tres décadas de vida de la imprescindible formación valenciana, y que será el eje central en la sexta edición del evento, a celebrar del 21 al 27 de julio en Els Ports.
Más de una veintena de piezas, y un reto más para una de las aventuras con más prestigio en la difusión y divulgación de la música antigua (más de un millar de conciertos por todo el mundo les contemplan).
Así pues, con su última referencia, Magraner culmina un costoso trabajo de investigación, triaje y recopilación: «Se partió de una selección de obras que mostrasen la riqueza cultural de la Corte de Alfonso el Magnánimo.
El repertorio escogido es un claro ejemplo de la circularidad entre el estilo popular y el estilo culto de la corte valenciana en los entretenimientos teatrales del Quattrocento napolitano.
Lo que se pretendió, en definitiva, era mostrar el momento en el que la danza se convirtió en arte de la mano de los autores más significativos de la época.
Recuperar obras del pasado es convertirse en restaurador del sonido y traductor de una obra artística.
Los músicos que nos dedicamos a la recuperación de la música antigua somos como «los museos» de la música pretérita».
Así pues, aquella Corte de Nápoles del siglo XV se convierte en uno de los centros mundiales del estudio y la composición musicales, además de otras artes.
Según el propio Magraner, la creación musical en la Valencia de aquel tiempo es «singular y expansiva», y los dos ejes sobre los que se desarrolla son la propia Corte y la Iglesia: «Podemos encontrar el poder en ambas.
Tanto desde la riqueza cultural del Príncipe del Renacimiento, Alfonso el Magnánimo, como desde la Iglesia, sobre todo si consideramos los tres papas valencianos que ostentaron el mayor poder en la iglesia católica.
Música y músicos (y todas las artes) circularon en la Europa medieval y renacentista.
El conocido como (anti) Papa Luna había dispuesto de una capilla musical privada desde tiempo inmemorial.
En los albores del Renacimiento mediterráneo la capilla musical del rey Alfonso se conformó como una de las más importantes en el entorno sonoro de las primeras décadas del siglo XV.
Contaba ya en esos años con dieciocho ministriles que tañían diversos instrumentos».
Una vez convertida Nápoles en el centro de la corte aragonesa, y trasladada su residencia el rey Alfonso hasta aquellas tierras, así como el poder administrativo y gubernativo de sus dominios, el resto de posesiones quedan en una posición subordinada.
No obstante, nuestro territorio siguió jugando un papel importante a lo largo de esta suerte de edad de oro: «La humanista corte valenciana se distinguió por un gusto artístico muy refinado.
Conservó su propia identidad, pero al mismo tiempo apreció las costumbres y usos locales, y se adaptó a ellos.
Aunque tras la conquista de Nápoles, el Magnánimo nunca volvió a España y dejó el gobierno a su mujer María de Castilla (1401-1458) desde Valencia, el gusto renacentista de la nueva Italia se vio plasmado en todos los aspectos artísticos y Valencia se convirtió en la puerta de entrada de un nuevo arte en la península».
En tres décadas de aventura, Capella de Ministrers ha abordado incontables aspectos de la música comprendida entre la Edad Media y el siglo XIX.
Magraner, eso sí, ya tiene claro qué senderos seguirá recorriendo una vez el recorrido de ‘Quattrocento‘ finalice: «La grandeza de nuestro Siglo de Oro está en la influencia y el poder de atracción recíproco del arte de la corona aragonesa con su entorno territorial, sobre todo el marcado por el triángulo geográfico que conforma Flandes, Roma y Nápoles con la ciudad de Valencia.
Es ese el destino que queremos que tome Capella de Ministrers; un rumbo que nos lleve a descubrir y mostrar toda la riqueza musical de nuestro pasado».
Fuente lasprovincias.es
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