Un contratenor más allá de los castrati
DARÍO PRIETO | Tras haber cosechado un importante éxito como Bertarido en el montaje de Rodelinda (Haendel) que acaba de poner en escena el Teatro Real, Bejun Mehta (Carolina del Norte, 1968) llega este domingo al Auditorio Nacional para consolidarse ante el público español como uno de los contratenores del momento.
El concierto, parte del ciclo Universo barroco del Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM), incluye piezas de Haendel, Bach y Vivaldi que pretenden mostrar que los contratenores son algo más que meros continuadores de los castrati.
«Los contratenores han estado especialmente visibles en escenarios de conciertos y ópera desde hace 25 años», explica Mehta sobre su oficio.
«Durante los 40 años anteriores se produjo la aparición gradual de esta tesitura, junto con una mayor atención prestada a la música barroca y a la interpretación historicista en general, especialmente en los años 70.
El público ya ha aceptado este tipo de voz, pero de alguna manera esta cuestión sigue suscitando un debate en los medios, y no sé por qué.
Diría que varía de un país a otro.
Parece que sigue siendo un tema reseñable en los países cuya propia tradición barroca es todavía algo nuevo, como es mi tierra, de origen, Estados Unidos».
Pero Mehta cree que, si hablamos de contratenores, «la pregunta más viva es por qué todavía hay cierta resistencia por parte de algunos para salir fuera del barroco y cantar repertorio de canciones románticas».
Por eso subraya que, al elaborar el repertorio del domingo, no ha pensado en castrati «en absoluto».
«Hay algunas piezas en mi programa de cantatas que podrían haber sido interpretadas por castrati, pero no es el caso de la mayoría».
Para él, el punto de partida para este programa fue su amor por el aria Yet can I hear that dulcet lay, de The choice of Hercules, de Haendel. «Es parte de un oratorio/cantata más grande, así que comencé a pensar en el solo de cantata como una forma de arte.
Es muy variado, y abarca una enorme gama, desde grupos de cámara muy pequeños hasta proto-oratorios.
Tenía curiosidad por ver si podía organizar un programa que mostrara esta diversidad, ser coherente retóricamente, pero sobre todo convincente desde un punto de vista dramático.
Espero haberlo logrado».Respecto al éxito de Rodelinda, el cantante señala que «la pieza tiene su magia intrínseca en el simple hecho de su calidad musical».
Pero incluso grandes óperas «pueden salir mal si están mal producidas, así que creo que parte de esta magia radica en el hecho de que en Rodelinda el Teatro Real trabajó en todos los niveles: el concepto y la ejecución de la producción, el reparto correcto en el momento adecuado, la combinación de Ivor Bolton y la orquesta de la casa listos para explorar un nuevo mundo de sonido, y la propia ópera esforzándose al máximo para permitir a los artistas hacer su mejor trabajo.
Fue una experiencia gloriosa», resume.
Por eso, frente a quienes ven esa parte del repertorio como un segundo plato respecto a otras épocas, él se muestra enérgico: «No tengo la sensación de que la música barroca esté especialmente marginada, al menos en la escena musical europea.
Mi carrera es una feliz mezcla de repertorio barroco, romántico y contemporáneo, así que tal vez no lo note tanto como lo haría si me enfocase sólo en el barroco», explica antes de apuntar un dato: «Los teatros de ópera, incluso los más subvencionados, todavía tienen que llenar asientos, y en países menos familiarizados con la ópera barroca puede ser difícil conseguir un éxito financiero con títulos desconocidos.
Es por eso que éxitos como el de Rodelinda son importantes: vamos a construir sobre este éxito otros títulos barrocos y, de esta manera, ampliar el público de estas piezas increíbles».
El apellido de Bejun tiene resonancias musicales, ya que es primo segundo del director Zubin Mehta.
Para él «no supone nada especial, en realidad. El repertorio de Zubin es completamente diferente del mío y por eso no nos superponemos mucho, a menos que planeemos un concierto juntos, lo cual hacemos una vez cada tres temporadas».
Lo que sí es importante es que demuestra la importancia del entorno para la creatividad: «Ha sido maravilloso venir de una familia que sin vacilar acepta el arte y la música como metas vitales dignas».
ESCRITO POR DARÍO PRIETO | ELMUNDO.ES
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