Carl Friedrich Abel en la encrucijada entre el Barroco y el Clasicismo
Abel. Between Two Worlds
La Spagna
Brilliant Classics
El nuevo lanzamiento discográfico del ensemble La Spagna reivindica la figura del compositor alemán del Barroco tardío Carl Friedrich Abel, un nombre que, si bien no resuena entre los más familiares de la música de la época, rubricó una obra sumamente interesante espejo del proceso de transición hacia el Clasicismo. Por ello, Between Two Worlds se convierte en un vehículo necesario para dar a conocer al gran público las distintas facetas del acervo de composiciones de Abel.
El violagambista Alejandro Marías fundó La Spagna en 2009 con el fin de interpretar repertorios mayormente barrocos, si bien el grupo también ha hecho incursiones en el Renacimiento, el Clasicismo y el primer Romanticismo. La formación tiene una doble dimensión, como conjunto de cámara y como orquesta barroca, interpretando óperas y oratorios junto a solistas y directores invitados. En los últimos tiempos, ha actuado en lugares como la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música, el Palacio Real o el Congreso de los Diputados, así como en el Festival de Música Antigua de Sevilla, el Festival Internacional de Arte Sacro o el Festival de Música Española de Cádiz.
Between Two Worlds constituye el séptimo título de la discografía de La Spagna, una colección que incluye, entre otros, un volumen dedicado a la obra para viola da gamba de Jacques Morel, Las Siete Palabras de Haydn-Barbieri o Sopra La Spagna, una grabación de danzas españolas del Siglo de Oro. Ahora, el conjunto ha fijado la mirada en Carl Friedrich Abel, un notable violagambista muy renombrado en el Londres de la segunda mitad del siglo XVIII, quien, aparte de su habilidad con ese cordófono, dejó su huella como compositor, principalmente a través de obras instrumentales.
Abel nace en 1723 en Köthen en una familia de músicos, pues su padre Christian Ferdinand Abel tocaba la viola da gamba y el violín en la corte del príncipe Leopoldo de Anhalt-Köthen. Aparte de la impartida por su progenitor, la formación musical de Carl Friedrich pudo proceder del mismísimo Johann Sebastian Bach, con quien habría estudiado en Leipzig a partir de 1737, si tenemos en cuenta lo que relata el musicólogo viajero dieciochesco Charles Burney. En cualquier caso, sobre lo que hay más certeza es en que existió una relación entre las familias Bach y Abel más allá de la altamente probable entre Cristian Ferdinand y Johann Sebastian, que coincidieron como músicos cortesanos en Köthen entre 1717 y 1723.
Un Carl Friedrich Abel veinteañero estuvo empleado como músico de la orquesta de la corte de Dresde desde 1743, coincidiendo allí con el hijo de J. S. Bach, Wilhelm Friedemann, que ejercía de organista. Hacia 1757 abandona la ciudad por la inseguridad derivada de los continuos ataques que sufre por parte de Federico el Grande de Prusia, y, en la temporada 1758/59, se establece en Londres, ciudad que se convertirá en su hogar para el resto de su vida.
Parece ser que Abel se ganó al público británico desde su primer recital, que tuvo lugar el 5 de abril de 1759, en el que interpretó en su mayoría composiciones propias, tanto con la viola da gamba como con el clavecín y con un nuevo instrumento bautizado como pentachord por su inventor, Sir Edward Walpole, el hijo de un político de la época. Su carrera despega con fuerza en 1760 cuando recibe el privilegio real para publicar su música en Londres, y, también, cuando entra al servicio del hermano del monarca, Edward Augustus, el duque de York. El destino vuelve a unir a las familias Bach y Abel, pues en la capital inglesa entabla amistad con Johann Christian, el hijo menor de Johann Sebastian, y juntos organizan las series de conciertos Bach-Abel, que constaban de entre diez y quince recitales al año, cuya celebración se extendió entre 1765 y 1781.
La obra de Carl Friedrich Abel incluye dos docenas de sinfonías, además de conciertos, oberturas y otras piezas orquestales, a lo que hay que sumar la música de cámara, como cuartetos y tercetos de cuerdas y sonatas. La Spagna ha realizado para la grabación una selección de cuatro de los conciertos de Abel para distintos instrumentos -viola da gamba, clavecín y flauta travesera-, así como una sinfonía y un aria, como único testimonio de su música vocal.
La sinfonía que aparece en el disco es la nº4 de las seis que integran la Op. 10 de Abel, que, curiosamente, están dedicadas a William Young, gobernador de Dominica, lo que nos indica que en el momento de su publicación en 1771 la obra del compositor ya era conocida en las Américas.
De los veintinueve conciertos para instrumentos en solitario, Between Two Worlds presenta dos para viola da gamba, otro para flauta travesera y un tercero para clavecín. De hecho, tanto el Concerto Flauto Traverso Concertato en mi menor como el Concerto a Cembalo obligato en re mayor son partituras inéditas que han sido grabadas por vez primera. Los solistas que aparecen en el disco son el flautista Rafael Ruibérriz de Torres, el teclista Jordan Fumadó y el gambista Alejandro Marías, quien además dirige la formación.
Mención aparte merece el aria Frena le belle lagrime de la ópera pasticcio Sifare por ser uno de los escasos ejemplos de música vocal dentro del repertorio mayormente instrumental de Abel. Fue estrenada en el King´s Theatre de Londres en marzo de 1767, y, al parecer, solamente tuvo esa representación. En esta ocasión, La Spagna ha contado con la voz de la soprano Jone Martínez en una interpretación bella y emotiva.
El valor de la música de Carl Friedrich Abel es que se convierte en el engranaje de la transición entre el último Barroco y el Clasicismo, y como tal hay que apreciarla. Como indica con acierto Alejandro Marías, “hay que escuchar Abel con los oídos perplejos del público de Telemann, no con los oídos condescendientes del público de Mozart. Sólo así se puede percibir su modernidad”.
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