Un oficio para resucitar sonidos de otros tiempos
Facundo Bordas es músico y luthier.
Desde hace quince años, dedica gran parte de su tiempo a una tarea bien específica dentro de su oficio: a la construcción de instrumentos para músicos consagrados a la recuperación y a la interpretación de repertorio medieval, renacentista y barroco.
Así, desde su taller salen violines medievales (fídulas), violas, arpas y otros instrumentos destinados a esa labor.
Su historia con esta rama de la música comienza, como muchas otras, al final de la secundaria, tiempo de búsquedas.
“Me fui a vivir a El Bolsón, en Río Negro donde habían abierto una Escuela de Música. Siempre estuve ligado al arte y la música había empezado a aparecer entonces en mi vida.
En El Bolsón, el arte se da en forma habitual y el contacto con los artistas está muy vivo todo el tiempo”.
En ese establecimiento, sede de un conservatorio de Chubut, comenzó su contacto con la luthería.
“Empecé a estudiar violín, y uno de los profesores sugirió que se disponga de un espacio para que los alumnos puedan construir sus propios instrumentos, ya que la escuela recién arrancaba y no había muchos.
Ahí empezó la cuestión, en el lapso de un año y medio armé un violín.
Y al año siguiente participé en un taller de música medieval con Marcelo Morillo.
Y cómo no había instrumentos, me fui a su taller y empecé a construir un violín medieval para poder estudiar”, relató.
Fue ahí cuando Facundo comenzó a transitar el camino que sigue hoy.
“En ese momento empecé a entender la lógica de construir los instrumentos, pero también poder tocarlos. Las dos cosas a la par. Es algo interesante”, explicó Bordas.
Investigación
¿Qué fuentes utilizan los fabricantes de instrumentos de otros tiempos, en particular medievales?
En realidad, según Bordas, no son demasiadas.
“Hay teorías que están basadas en suposiciones, porque casi no se conserva nada de esa época.
En el Renacimiento, se empieza a ver al Medioevo como una época oscura y se queman muchos tratados. Hay una limpieza de la información proveniente de ese mundo por una especie de vergüenza del europeo hacia ese momento histórico”, señaló el músico y luthier.
De todas maneras, existen teorías sobre respecto a cómo se construían los instrumentos y acuerdos y pautas desarrollados a partir de esculturas y pictografías, que son las fuentes más certeras.
“Por ejemplo, para el caso de la música medieval, hay un pórtico en la iglesia de Santiago de Compostela que representa a un grupo de ancian
Materiales
En relación a la materia prima que se utiliza para intentar desarrollar los instrumentos con la mayor similitud posible a cómo eran originalmente, el consenso entre los investigadores es que
se utilizaban maderas de los árboles autóctonos de cada lugar.
“Si bien se perdieron los instrumentos, lo que no se perdió es la sucesión o la evolución de los mismos.
Entonces, fijándote en los instrumentos que vienen de ahí, se deduce de que madera son”, señaló Facundo en su charla con El Litoral.
La selección de los materiales depende mucho del instrumento.
“Los barrocos siempre los hago con maderas de otros países, que se utilizaban en esa época. Uso arce sicómoro, ébano, palisandro de la India y pino abeto.
Para los accesorios, uso ébano o guayacán, que si bien no es del barroco en sí, no estaría tan lejos, porque muchas maderas que se utilizaron en esa época fueron americanas”, apuntó Bordas.
El instrumento más difícil
Por lo general, Bordas trabaja por encargo, aunque trata de dejar su toque a través de propuestas nuevas.
“Ahora, estoy en una transición para generar una investigación paralela.
Pero trabajar con otro es muy bueno porque tienes una búsqueda de sonidos a partir de una mirada distinta a la tuya, en general de músicos que se dedican específicamente a cierto repertorio.
Eso te da una visión que nunca tendrías”, remarcó el fabricante de instrumentos.
Entre los máximos retos de su carrera, figura la construcción de tres arpas doppias, que pertenecen al barroco y tienen triple encordadura.
“Las arpas tienen una fila de cuerdas, este tiene tres paralelas, por lo cual tenés que ser preciso en la construcción. Las arpas de por sí son instrumentos muy difíciles de hacer, porque tienen muchas cuerdas, mucha tensión y se pueden romper.
En el caso de las arpas barrocas, hice tres y uno está en el Teatro Colón, fue un desafío impresionante”, resaltó.
“La realización de un instrumento la pienso como si fuera el fruto de un árbol. Hay que dejarlo que madure. Hay cosas dentro de uno que están madurando y que en el instrumento también tienen que madurar”, finalizó.
Noticia de: El Litoral
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