Un certamen que atrae a los jóvenes

Un certamen que atrae a los jóvenes

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Los jóvenes fueron los protagonistas del II Concurso Internacional del Festival de Música Antigua de Gijón, cumpliéndose así las expectativas de los organizadores, que buscan convertir este concurso en un aliciente para las jóvenes formaciones, dejando en un segundo plano el aspecto competitivo.

Los españoles Barrock’n’roll fueron los galardonados, tanto por el jurado como por el voto del público, imponiéndose a los argentinos «Don Gil de las calzas verdes» en una final que se celebró con sendos conciertos el domingo y el lunes y que se vio algo deslucida por la ausencia de los otros dos semifinalistas, Ensemble «Les Timbres» (Francia) y el Ensemble «Seconda Prattica» (Italia), que no pudieron acudir al festival.

Esto no mermó la calidad del concurso, que contó con la asistencia de un numeroso público.

Los formatos de las agrupaciones finalistas fueron muy dispares, al igual que los programas elegidos y el efecto causado en el público.

El domingo, Barrock’n’roll apostaron por un repertorio fundamentado sobre las obras de grandes nombres del barroco italiano (Corelli, Vivaldi) y alemán (Telemann), incluyendo piezas de artistas en los márgenes de este período que van del barroco temprano de Frecobaldi al preclasicismo de CPE Bach, y que muestran la versatilidad de esta formación.

El Conservatorio Superior de Música de Aragón es el nexo de unión entre estos cuatro músicos, que han alcanzado un gran entendimiento y una buena compenetración en su corta trayectoria profesional.

El bajo continuo, a cargo de Sara Johnson (clave) y María Simón (violonchelo), fluye de forma natural creando un colchón estable sobre el que se mueven a placer las flautas de Moisés Maroto y Olga Rodón, como quedó claro en la Trio sonata, op.3, nº1 de Corelli.

Los músicos mostraron un gran dominio técnico y habilidad para jugar con el contraste de tempos, con largos y adagios de gesto contenido y allegros con pasajes virtuosísticos.

Resultó especialmente interesante la «Batalla de Barrabaso, yerno de Satanás» de Andrea Falconiero, arriesgada propuesta con la que arrancaron el concierto y en la que mostraron su capacidad para transmitir a través de una sonoridad evocadora del título de la obra.

Así mismo, acertaron en la elección del cierre, con la «Follia» de Vivaldi; la estructura repetitiva de esta danza permitió el lucimiento de cada instrumentista y consiguió envolver a un público entregado que ovacionó a la agrupación hasta conseguir la «Chacona» de Merula como propina.

Muy distinta, pero no menos interesante, fue la propuesta de «Don Gil de las Calzas Verdes», agrupación argentina que presentó «El Bayle de los Sones», un repertorio compuesto por breves danzas de compositores españoles y latinoamericanos del Renacimiento y el Barroco.

Ataviados con vistosas calzas verdes y evocando el vestuario de época, Laura Fainstein (guitarra barroca), Natacha Cabezas (archilaúd) y Sebastián Strauchler (laúd renacentista) trazaron un argumento para dar unidad a todo el recital intercalando breves diálogos entre las 17 piezas que integraron el programa.

El público estuvo más frío, pero quiso reconocer en un largo aplauso final la labor de estos músicos en su primera actuación en España.

Brillaron especialmente en la progresiva aceleración del tempo de la «Tarantella» de Santiago de Murcia, consiguiendo el aire característico de esta danza, y en los contratiempos de las «Lanchas para baylar» de Martínez de Compañón, demostrando su destreza y su compenetración.

El jurado lo tuvo difícil. Así lo reconoció cuando, tras una hora de deliberación, informó de que el fallo no había sido unánime, sino más bien por consenso, un síntoma del alto nivel de ambas agrupaciones y de la buena salud de la que goza la música antigua entre los jóvenes.

Fuente Ine.es

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